Pocas veces aceptó una salida para conocer un restaurante o para conocer un nuevo vino (no tomó). Pero cuando me llegó la invitación de Vinos Tarapacá quedé intrigado.
La cita fue en el restaurante “Cocina 113” en Córdoba 113, Roma Norte en una exclusiva experiencia para 15 personas. Al ser una cita nocturna decidí utilizar mi nuevo traje de 2 piezas y zafos de charol. Consideró es importante regresar a los clásicos. Y así sin más expectativa, que la de pasar una noche agradable llegue al lugar antes indicado.
Mi primera sorpresa de la noche. Encontrarme a Lupita, coordinadora de moda de la publicación Quién. Una chica encantadora y con gran experiencia en el mundo editorial. Decidimos sentarnos juntos y a la mesa se unió el editor de estilo de vida de el periódico «El Universal», Emilio Farfán (conforme avanzaría la noche, el sommelier se uniría a nuestra mesa).
A nuestra llegada ya teníamos listos diferentes elementos para comenzar la experiencia (vainilla, chocolate, fresas, entre otros) y botellas de Viña Tarapacá. Un viñedo chileno de 145 años, en una de las zonas más espectaculares de Latinoamérica. Daniel Trejo (sommelier y embajador) nos platicó acerca de la historia de la etiqueta.
Entre la cordillera de Los Andes y la de La Costa en un paraíso natural, se dan las condiciones para las mejores uvas y en 1874 surge la empresa. Dos años después llega su primer premio internacional en Philadelphia, USA.
Actualmente es una vinícola sustentable con fuentes renovables de energía, cuenta dentro de la finca con paneles de energía solar y reutiliza todos los productos orgánicos de la cosecha. Se encuentra flanqueado entre la cordillera del Acantillan y el río Maipo. La producción del suave vino que nos tocó degustar contiene 3 uvas Cabernet Sauvignon, Cabernet Franc y Syrah. Únicamente se enviaron 600 botellas a México y estarán durante tres meses de venta en Cotsco.
La cena de degustación corrió por cuenta del chef Sebastián Hernández. Como primer tiempo una deliciosa crema de hongo porcini con esencia de trufa, seguido de tortellini rellenos de pato en salsa de higos, risotto de pera nuez y queso gorgonzola. De poste un peanut butter cake con pana cotta de frutos del bosque y fresa casis. En lo personal mi platillo favorito y por el cual regresaré al restaurante.