Las vacaciones de verano, las escapadas a la playa y los días de calor ya están marcados en nuestras agendas, y, aunque todos amamos el clima de la temporada, este, puede ser uno de los menos amables con nuestras joyas.
Si en tus planes del día está pasar horas en la alberca o en el mar, llevar anillos tal vez no sea la mejor idea, ya que, al pasar cierto tiempo dentro del agua, nuestros dedos tienden a adelgazarse, y es mucho más fácil que los lleguemos a extraviar. Pero, eso no significa que no puedas usarlos, solo trata de evitarlos cuando estés en contacto con el agua.
Antes de utilizar cualquier tipo de crema, aceite o protector solar, lo mejor es que te quites todas las joyas. Después, espera para volver a ponértelas hasta que tu piel se seque y deje de estar untuosa.
Las joyas realizadas en oro amarillo, son piezas muy resistentes que aguantan casi todas las condiciones, ya que se trata de un material fuerte y estable, que soporta muy bien las altas temperaturas, la corrosión o la oxidación. Sin embargo, metales como la plata no se recomienda utilizar en la playa o clima cálido, puesto que el sudor, la sal, el cloro y otros elementos pueden afectar a tus joyas negativamente.
La arena es abrasiva y puede desgastar de sobremanera tu joyería, sin embargo, piedras como diamantes, zafiros, esmeraldas y/o rubíes, serán tus mejores aliados, debido a su dureza es casi imposible que la arena, el sol, el sudor, el salitre o el cloro les causen daños. Sin embargo, no significa que no debes cuidarlas, recuerda que son piezas delicadas que merecen un cuidado especial.
Y lo más importante, es que a tu regreso, deberás hacer la limpieza pertinente de tus piezas de joyería, esto lo puedes hacer con un paño de algodón limpio y húmedo, y si consideras que se requiere una limpieza más profunda, acércate a tu joyero de confianza para darle mantenimiento a tus piezas.