La cachemira es un símbolo de lujo desde hace siglos, un vendedor de larga duración que alimenta las ventas de moda, pero en los últimos años, gracias a la innovación en los procesos de fabricación y a los últimos avances técnicos, la categoría está experimentando una fase de crecimiento sin precedentes.
Uno de los mejores ejemplos de esta fase de crecimiento es The Elder Statesman, una joven marca californiana rápidamente especializada en la fabricación de productos de cachemira en tonos psicodélicos que se ha ganado un culto entre los jóvenes clientes del lujo. Precisamente esta marca fue elegida por Zegna, posiblemente uno de los líderes mundiales del mercado de la cachemira, para una colaboración presentada durante la Semana de la Moda de París con una instalación inmersiva.
“Colaborar con The Elder Statesman ha sido un soplo de aire fresco”, afirma Alessandro Sartori, director creativo de Zegna, con quien nos reunimos en París con motivo de la nueva presentación. “El restablecimiento de mi guardarropa masculino se ve transfigurado por el sentido californiano del lujo despreocupado de The Elder Statesman”. The Elder Statesman y Zegna comparten los mismos valores y mentalidad: una devoción mutua por la artesanía, por la excelencia en los materiales, por los maestros artesanos, por la sincronización con la naturaleza”. Y aunque las marcas son diferentes, Zegna con su sastrería moderna, pero quirúrgicamente exacta, y The Elder Statesman con su vivaz despreocupación, esta veneración común por la calidad constituye “la base perfecta para esta asociación continua”.
Esta colaboración forma parte del proyecto Oasi Cashmere, que representa un nuevo modelo de conciencia medioambiental y empresarial. Con el mantra “crafted for tomorrow”, Oasi Cashmere se convierte en la herramienta ideal para establecer nuevas colaboraciones y conversaciones creativas. El objetivo de la marca es hacer de su Oasi Cashmere no únicamente el centro de su oferta sartorial, sino también “un medio para la colaboración, un facilitador de conversaciones creativas, convirtiéndose en una plataforma donde el conocimiento y la materialidad puedan intercambiarse con mentes afines para expandirse hacia nuevos terrenos, abriendo otras posibilidades y expresiones”.
Otro objetivo del proyecto de colaboración es reafirmar el papel de Zegna y su Oasis como “lugar de reflexión, experimentación y progreso artesanal”. Entre otras cosas, la colaboración ya se había anticipado en el desfile FW23 de Zegna, visto en enero, con un total look rojo de textura lanosa que presagiaba la idea de wabi-sabi y lujo relajado de la que Greg Chait, de The Elder Statesman, es uno de los principales maestros.
En cuanto a la colección en sí, Sartori explica que “The Elder Statesman reimaginó los estilos tradicionales de Zegna con colores brillantes, estampados extravagantes, ricas texturas y cortes relajados”. Pero está claro que, tratándose de Zegna, el trabajo creativo va mucho más allá de las siluetas y los colores y se adentra en las propias fibras de los productos, fibras que quizá formen parte de la red de fabricación de prendas de punto más sofisticada y avanzada del mundo. “La innovación de las prendas empieza por las fibras y solo es verdaderamente eficaz si tenemos en cuenta cómo se tejen y cómo se tratan los tejidos resultantes”, prosigue Sartori, que habla de una colección que “amplía los horizontes para emprender nuevos caminos estilísticos y un ethos compartido de artesanía vertical, una idea que forma parte integral de la mentalidad de ambas empresas”.
Evidentemente, cuando se habla de una colección basada en la cachemira, disponer del aparato de producción de Zegna es una oportunidad especial. Con Zegna tenemos la oportunidad sin precedentes de crear tejidos desde la tejeduría hasta el acabado, creando nuevos retos para nuestros productores y empujándoles a explorar terrenos desconocidos.
