La Gala del Met: Entre la creatividad y el exceso, ¿cuál es el verdadero objetivo?


La Gala del Met, un evento deslumbrante que despierta pasiones y críticas en igual medida, ha logrado consagrarse como el referente anual en el mundo de la moda.

No obstante, es importante recordar que detrás de esta exhibición de vestidos exagerados y estrellas de Hollywood, se esconde un propósito más profundo: recaudar fondos para el Instituto del Traje del Museo Metropolitano de Arte de Nueva York. Sin embargo, Vogue, en su labor de organizador histórico, ha sabido cómo sacar partido y monetizar la enorme atención que genera este acontecimiento.

Es indudable que la banalidad y frivolidad que a menudo se atribuyen a la Gala del Met se ven eclipsadas por la trascendencia del evento en sí. La cancelación en 2020 y la edición de 2021, que generó 16,4 millones de dólares, demuestran que la Met Gala es un fenómeno mediático en constante crecimiento, desafiando al medio impreso y al clásico mecanismo de los anuncios en las revistas de moda.

Rosalía en Matthew M. Williams para Givenchy – Fuente: Getty Images

El fulgor de la alfombra roja, el momento más monetizable de la noche, ha sido explotado con éxito por Vogue, que desde 2015 vende espacios publicitarios en esta instancia. El auge de los canales digitales ha llevado a un incremento en los costes de inserción publicitaria, llegando a vender el año pasado dos espacios en el evento en livestream por un millón de dólares cada uno. Además, el alcance se multiplica cuando influencers y famosos amplifican el contenido en plataformas como Instagram, patrocinador del evento. El liveblog de Vogue representa otra fuente de beneficios, ofreciendo contenidos en directo y espacios publicitarios a precios elevados.

Más allá de la publicidad, las exclusivas entradas a la Met Gala siguen recaudando fondos, con precios que oscilan entre los 35.000 dólares por entrada y los 200.000 a 300.000 dólares por mesa. Estas cifras, aunque impresionantes, distan mucho de los 1.000 dólares que costaba una entrada en 1995, cuando Anna Wintour asumió la dirección del evento.

Shawn Mendes en conjunto «upcycled» de Tommy Hilfiger
Fuente: Getty Images
Nicola Peltz en un vestido vaporoso de Valentino
Fuente: Getty Images

¿Vislumbramos algo parecido para el mercado mexicano en los siguientes años?

Aunque la Gala del Met ha demostrado ser un éxito rotundo para Vogue en el ámbito internacional, es necesario reflexionar sobre por qué Vogue México no organiza eventos de esta magnitud en el país. Es importante reconocer las diferencias culturales, sociales y económicas que pueden influir en esta decisión.

Vogue México, si bien es una importante voz en el ámbito de la moda en el país, enfrenta desafíos distintos a los que Vogue enfrenta en Estados Unidos. En primer lugar, el panorama cultural mexicano es muy diverso y, aunque la moda ocupa un lugar relevante en la sociedad, no necesariamente se da en la misma escala y con los mismos recursos que en el mercado estadounidense.

Jared Leto, Dakota Johnson y Alessandro Michele en diseños de Gucci – Fuente: Getty Images

Por otro lado, el público mexicano puede tener una percepción diferente de la moda y su importancia en comparación con el público estadounidense. La organización de un evento como la Gala del Met podría resultar complicada debido a diferencias en gustos, estilos y valores culturales que prevalecen en México. Además, es posible que los lectores de Vogue México no encuentren tan atractivo el concepto de una gala de moda opulenta y deslumbrante, en un contexto social y económico en el que dicha ostentación podría resultar insensible o incluso inapropiada.

Asimismo, el mercado publicitario en México no se encuentra en el mismo nivel que en Estados Unidos, lo que dificulta el financiamiento y la monetización de un evento de la magnitud de la Met Gala. La inversión en publicidad y patrocinios podría no ser tan rentable en el mercado mexicano, lo que supondría un obstáculo para la realización de un evento de estas características.

En definitiva, la Gala del Met, a pesar de su aparente banalidad, es un evento de gran relevancia en el ámbito de la moda y la cultura. Vogue, con su habilidad para monetizar y posicionar la gala como el referente anual, demuestra una vez más su poder y su adaptabilidad en un mundo en constante evolución.

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