La moda es un arte que se reinventa constantemente, buscando nuevas formas de expresar la personalidad, el estilo y el poder de quien la viste. En ese sentido, el diseñador australiano Dion Lee ha logrado crear una colección que fusiona dos mundos aparentemente opuestos: el de la sastrería y la corsetería, con sus códigos rígidos y formales, y el del utilitarismo, con sus elementos básicos y funcionales inspirados en el cobertizo de herramientas y el sitio de construcción.
El resultado es una propuesta lúdica pero mortal, que combina la sensualidad y la elegancia con la practicidad y la fuerza. La colección P/V 2024 de Dion Lee se caracteriza por el uso de materiales industriales, como cadenas, andamios, bobinas y cinturones de herramientas, que se transforman en piezas estructurales, joyas y accesorios. Estos elementos contrastan con los tejidos fluidos, las transparencias, los cortes asimétricos y los colores neutros que predominan en la paleta.
El diseñador juega con las formas y las siluetas, produciendo prendas que se adaptan al cuerpo como una segunda piel, pero que también lo liberan y lo empoderan. Los vestidos, los tops y los pantalones se ajustan y se sueltan, se abren y se cierran, se superponen y se desprenden, creando un efecto dinámico y sorprendente. La colección también explora la dualidad entre lo masculino y lo femenino, lo clásico y lo moderno, lo sofisticado y lo rebelde.
La colección se divide en cuatro partes principales: la primera se enfoca en los trajes sastre, con chaquetas entalladas, faldas lápiz y pantalones rectos, que se combinan con tops de tirantes o sin mangas. La segunda parte introduce los elementos utilitarios, como los bolsillos grandes, las hebillas, las cremalleras y los botones. La tercera parte muestra las piezas más atrevidas y provocativas, con transparencias, escotes profundos, aberturas laterales y espaldas descubiertas. La cuarta parte cierra con los vestidos más elegantes y sofisticados, con drapeados, plisados y volantes.
El showstopper de la colección fue el look número 32, que consistió en unos pantalones de carpintero elevados con unas voluminosas bobinas conectadas a la cintura trasera, que podrían ser un peligro eléctrico. Este detalle ingenioso le dio un toque de humor e ironía al conjunto, que se completó con una camisa blanca abierta y una cadena de jaulas alrededor del cuello.