Longchamp, la joya parisina que redefine la excelencia en el universo de la moda, ha desplegado su majestuosidad en la reapertura de su boutique insignia en Antara Fashion Hall. Este no es simplemente un evento; es una exquisita sinfonía de lujo y masculinidad que cautiva a quienes buscan la excelencia en cada detalle.
La reinauguración, presidida por el magnánimo Jean Cassegrain, el líder indiscutible de Longchamp a nivel global, fue una experiencia única para los amantes del refinamiento y el buen gusto. A su lado, José García, presidente del Grupo Ultra, socio estratégico en México, y selectos amigos de la marca, VIP y estrellas que iluminaron la velada, como Ela Velden, Sebastián Poza, Pilar Pascual, Mariana Zaragoza, Fernanda Altúzar y Fernando Solís.
El evento, una oda al arte de la alta costura, fue un festín culinario con selectas delicias de la gastronomía francesa, desde el inigualable foie gras hasta la exquisita crème brûlée. Mientras las notas de la chanson française, magistralmente mezcladas por la DJ Miss Mara, envolvían el ambiente, los asistentes brindaron con la mejor selección de champagne, sumergiéndose en la celebración de este hito de Longchamp.
La nueva atmósfera de la boutique en Antara es un reflejo de la elegancia y el gusto refinado que caracterizan a Longchamp. Desde la emblemática entrada, donde el símbolo del caballo a galope se ilumina sobre un panel de madera, hasta el interior, donde cada rincón se convierte en una expresión de sofisticación.
La arquitectura del espacio, con sus 60 m² de esplendor, se distingue por un suelo de mármol italiano que se fusiona con el mobiliario de pino y roble, creando una sinfonía de lujo y sofisticación. Las repisas, como las de un apartamento parisino, exhiben con maestría las piezas clave de cada temporada, mientras que la iluminación sutil destaca el área del salón, donde un trono otomano reposa sobre un tapete en tonos verdes, rodeado de una colección fascinante de objetos únicos, reliquias y piezas personalizadas.
Le Pliage®, el ícono indiscutible de Longchamp, tiene su santuario en un muro que emula un librero con líneas verticales y nichos cuidadosamente dispuestos para almacenar los bolsos según su color, tamaño y formato. Este espacio, como un apartamento meticulosamente decorado, fusiona toques de verde oscuro que evocan tradición y autenticidad, con salpicaduras de verde claro que reflejan energía y modernidad.
Longchamp, más que una marca, es un relato de elegancia atemporal, y su presencia en México es testimonio de su legado imborrable. Desde su boutique insignia en Antara Fashion Hall hasta las tres sedes en Cancún, Mérida y Los Cabos, así como sus selectos puntos de venta en ciudades estratégicas, Longchamp se erige como un faro de sofisticación en tierras mexicanas.