En una velada que marcó un antes y un después en el mundo de la moda, Christian Louboutin se erigió como el estandarte de la masculinidad y el lujo en el emblemático Le Trianon de París. No fue solo una presentación de moda; fue un espectáculo que desafió los límites del arte y la expresión personal.
El distrito de Pigalle, conocido por su vibrante vida nocturna y su espíritu indomable, fue el escenario perfecto para The Loubi Show. Aquí, donde Louboutin forjó su leyenda, la moda cobró vida en una celebración de danza y música que capturó la esencia de la juventud parisina con un toque de rebeldía.
Leo Walk, el coreógrafo y director artístico que recibió “carta blanca” de Louboutin, trajo al escenario una visión única de la amistad y la conexión humana. Su interpretación de la danza contemporánea, enriquecida con la energía del hip-hop callejero, no solo contó una historia, sino que también desplegó un lienzo de emociones crudas y sin filtrar.
Los bailarines, vestidos con la última colección de Louboutin, se convirtieron en los narradores de una historia contada a través del movimiento. Los mocasines MJ Moc, adornados con cristales, y las sandalias Miss Sabina, reinventadas para la ocasión, no fueron meros accesorios; fueron declaraciones de estilo que reflejaron la maestría y el arte de la Maison.
La escenografía de Jan Melka transformó el espacio en un mundo de volúmenes y texturas, donde cada elemento añadió profundidad y contexto al espectáculo. La música de Agar Agar, con su mezcla hipnótica de pop francés y electro, no solo acompañó la presentación; la elevó, infundiendo cada momento con una energía que solo puede describirse como eléctrica.
La colección Mujer FW/24 fue el punto culminante de la noche. Presentada en un peristilo que evocaba la grandeza de las antiguas galerías romanas, cada diseño flotaba en un espacio atemporal, creando un efecto de infinito que capturó la mirada de todos los presentes.