Coachella, el epicentro de la música y la moda, vibró este año con una energía particularmente latina.
Más allá de los ritmos contagiosos y las letras que mueven masas, un elemento se robó las miradas y marcó tendencia: el diseño mexicano. En esta edición, no fueron solo los artistas quienes conquistaron escenarios, sino también la creatividad y la pasión de un nombre que resuena cada vez más fuerte: Báez.
Kiko Báez, la mente maestra detrás de la marca, ha logrado trascender las fronteras y posicionarse como el favorito de los titanes del género urbano. Santa Fe Klan, J Balvin, De la Ghetto, Jowell y Randy, todos ellos subieron al escenario de Coachella con piezas únicas de Báez, diseños que hablaron por sí solos y reflejaron la esencia de cada artista. Desde las figuras religiosas que adornaron las prendas de Santa Fe Klan hasta las leyendas de “Coachella” y “Viva el perreo” plasmadas en las chamarras de J Balvin y compañía, cada detalle fue una declaración de estilo y una muestra de la maestría con la que Báez trabaja la piel.
No es casualidad que el diseño mexicano haya conquistado Coachella. La marca Báez, con su legado de más de 70 años, ha sabido combinar la tradición artesanal con una visión vanguardista. Piezas que trascienden el tiempo y que hablan de calidad, sofisticación y una rebeldía innata, atributos que resuenan con la esencia misma del género urbano.
Coachella fue testigo de la consolidación de un movimiento: el diseño mexicano está tomando el mundo por asalto. Y en la vanguardia de esta conquista se encuentra Báez, un nombre que no solo viste artistas, sino que los empodera y los ayuda a contar su historia a través de cada puntada, cada textura y cada diseño.