En un mundo donde la moda sigue evolucionando y reinventándose a pasos agigantados, pocos diseñadores han logrado mantener un sello distintivo a lo largo de las décadas como Tommy Hilfiger. La esencia del estilo náutico, por ejemplo, ha sido un pilar central en su propuesta estética, fusionando la elegancia costera con la practicidad urbana. Pero, ¿por qué este estilo, tan presente en la cultura estadounidense desde mediados del siglo XX, sigue siendo tan relevante en la pasarela del 2025?
La Semana de la Moda de Nueva York es el escenario donde convergen las vanguardias de la moda global, pero también es un punto de encuentro entre la historia y la innovación. Marcas como Hilfiger encuentran en este espacio la oportunidad perfecta para reinterpretar sus raíces, demostrando que la tradición puede ser un trampolín hacia el futuro. En un mundo donde los límites entre lo formal y lo casual se difuminan, el estilo náutico de Hilfiger encuentra nuevas formas de expresión, unificando el aire despreocupado de un verano en el mar con la elegancia estructurada de la metrópoli.
El atractivo de lo náutico va más allá de las simples rayas o los colores azul, blanco y rojo. Es una manifestación de un estilo de vida ligado a la libertad, al descubrimiento, a ese espíritu aventurero que busca el equilibrio entre la calma del mar y la intensidad de la ciudad. Desde que Tommy Hilfiger irrumpió en la escena en 1985, ha sabido capitalizar esta narrativa, integrándola en sus colecciones de una manera que no solo respeta la tradición, sino que la transforma.
Este año, durante la Semana de la Moda de Nueva York, Hilfiger hizo una apuesta por revitalizar esta estética. En lugar de simplemente reciclar elementos náuticos, la colección Primavera 2025 fue un homenaje al estilo marítimo reinventado. La esencia del verano effortless, que domina las pasarelas en las estaciones más cálidas, se fusiona con una inyección de confianza, ideal para quien busca transitar sin esfuerzo del ferry a las vibrantes calles de la gran ciudad.
Con un ojo puesto en la funcionalidad y otro en la tradición, Hilfiger presentó una línea que destaca por su fluidez y ligereza. Las camisas bretonas, en su clásico rayado, hicieron acto de presencia, pero con un giro contemporáneo. En lugar de ser simplemente piezas clásicas, las camisas se combinan con chamarras de regata y pantalones utilitarios confeccionados con materiales innovadores como el nailon de vela y algodón arrugado, otorgando una sensación de movimiento constante.
El diseño de la colección no solo celebra la herencia marítima, sino que también la adapta a un público moderno. Los pantalones capri para mujer en colores lisos y cuadros, junto con tejidos de pescador sobredimensionados, ofrecen una opción fresca y funcional para quien busca comodidad sin sacrificar estilo. Pero lo que realmente destaca es cómo el estilo prep clásico se renueva: las chamarras universitarias ahora incluyen texturas de lino y cuero, mientras que los chinos y los pantalones cortos náuticos presentan detalles inspirados en las cubiertas de los barcos, dándole un toque atrevido y renovado al look.
A bordo del MV John F. Kennedy, un ferry con una rica historia neoyorquina, el desfile se convirtió en una experiencia inmersiva. Los invitados no solo disfrutaron de la colección, sino también de las impresionantes vistas de los puentes de Brooklyn y Manhattan, uniendo simbólicamente la moda con la cultura icónica de Nueva York. La elección del lugar no fue casual: Hilfiger ha demostrado una vez más su capacidad para transformar espacios ordinarios en escenarios extraordinarios, dotando a sus colecciones de un contexto que va más allá de la ropa.
La atmósfera fue electrizante, con la presencia de invitados de alto perfil como los miembros de Stray Kids, Jisoo, y Damson Idris, así como una alineación de artistas que incluyó a Questlove, Ghostface Killah y Method Man, entre otros. Esta mezcla de música, moda y cultura popular creó un ambiente que trascendió las fronteras del estilo, conectando con un público que busca más que simples prendas de vestir.
Lo que Hilfiger logró con esta colección es algo que pocos diseñadores logran: mantenerse fiel a sus raíces mientras sigue siendo relevante para una nueva generación. Al incorporar referencias culturales, como la presencia del Wu-Tang Clan y Questlove en el show, Hilfiger demuestra que el estilo no es solo una cuestión de estética, sino de identidad. La moda náutica se convierte, en este contexto, en un vehículo para contar historias, para conectar generaciones y para desafiar las expectativas.