De la oficina al oasis: BOSS redefine la sastrería en su desfile Primavera/Verano 2025

El ritmo vertiginoso de la vida moderna ha llevado a muchos a reconsiderar la importancia del tiempo personal frente al profesional.

En un entorno donde las líneas entre lo formal y lo casual se desdibujan cada vez más, la moda también ha encontrado su propio espacio para replantearse. Este es el contexto en el que BOSS ha decidido presentar su colección primavera/verano 2025 en Milán, un escenario donde la sastrería tradicional deja espacio a la libertad de movimiento, la autoexpresión y la desconexión consciente.

Lejos de limitarse a un simple desfile de ropa, la propuesta de BOSS es un reflejo del cambio cultural que estamos viviendo. En lugar de centrarse en la clásica vestimenta corporativa, su colección explora lo que significa “desconectar”. Pero ¿por qué esta narrativa resulta tan relevante hoy en día? La pandemia y la evolución del trabajo remoto han transformado cómo percibimos el atuendo formal. Ahora, más que nunca, la idea de estar “fuera de la oficina” se convierte en un lujo al que muchos aspiran, buscando un equilibrio que permita disfrutar de los pequeños momentos, sin comprometer el estilo.

En este contexto, la elección de BOSS de exhibir su colección en el histórico Palazzo del Senato en Milán adquiere un nuevo significado. Con su arquitectura clásica como fondo, el desfile sirvió para demostrar que la tradición y la innovación pueden coexistir armoniosamente. La pasarela, rodeada de vegetación y decorada con una paleta de colores relajada, sirvió como un recordatorio visual de que la moda no solo viste, también refleja la evolución de los valores contemporáneos.

La colección primavera/verano 2025 de BOSS no es simplemente una línea de ropa, es una declaración. Los trajes de tres botones, otrora rígidos, se han suavizado tanto en su estructura como en su enfoque. Tejidos ligeros, como la lana y la seda, se entremezclan con cuero para crear piezas que abrazan el cuerpo, otorgando al usuario una sensación de libertad. La silueta ya no está definida por costuras afiladas o estructuras rígidas; en cambio, el traje se convierte en una extensión de la personalidad, permitiendo que quien lo porte defina su propio estilo.

El uso de accesorios como pashminas, bolsos colapsados y calzado de cuero italiano añade un toque de sofisticación relajada. Estas piezas, tradicionalmente asociadas con la formalidad, son rediseñadas para encajar en un estilo de vida más fluido, donde las reglas están hechas para romperse. Los detalles deportivos, como las cinchas de cordón y los dobladillos elevados, contribuyen a esa sensación de dinamismo, permitiendo que la moda no solo siga el ritmo de la vida moderna, sino que lo marque.

El concepto de “fuera de la oficina” cobra aún más sentido con la inclusión de piezas inspiradas en la ropa de dormir. Pijamas y batas, generalmente relegados a las horas más privadas, se entremezclan con blazers y gabardinas, creando un diálogo entre el trabajo y el descanso. Esta fusión no solo refleja un estilo de vida en constante cambio, sino también una mayor aceptación de la flexibilidad en la vestimenta. Para muchos, ya no se trata solo de estar vestidos para impresionar en la oficina, sino también de sentirse cómodos y seguros de sí mismos en todos los aspectos de la vida.

El evento no estuvo exento de grandes nombres, tanto en la pasarela como en la primera fila. Celebridades como Taylor Fritz, Alica Schmidt y David Beckham, quien marcó su regreso a la pasarela de BOSS tras el anuncio de su colaboración con la marca, se sumaron al espectáculo.

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