En el vertiginoso universo donde el lujo y la cultura pop colisionan, surgen figuras que, por su mera existencia, desafían cualquier categorización previa.
No hablamos de las celebridades de siempre, ni de los embajadores de marca meticulosamente seleccionados por algoritmos de afinidad. Hablamos de un golpe de audacia, de una declaración silenciosa, pero resonante que sacude los cimientos de lo preestablecido. Imagina el epicentro de la alta relojería, un bastión de tradición y precisión, ahora orbitando alrededor de una personalidad que, sin pronunciar palabra, lo redefine todo. Este es el escenario donde el legado se encuentra con lo irreverente, y donde la conversación sobre lo que significa el verdadero lujo toma un giro inesperado y, para algunos, provocador.
En el olimpo de los íconos inesperados, pocos brillan con la intensidad de Choupette, la célebre felina que trascendió el estatus de mascota para convertirse en un emblema de opulencia y un fenómeno cultural por derecho propio. Su más reciente incursión en el mundo del lujo no es una colaboración menor; estamos hablando de protagonizar la campaña del vigésimo aniversario de la icónica colección Big Bang de Hublot. Esta elección, lejos de ser aleatoria, es un manifiesto de la filosofía que ha distinguido a la casa relojera suiza: una vocación por romper las reglas y desafiar el statu quo de una industria a menudo anclada en la discreción.

Hublot, desde sus inicios, se ha posicionado como la antítesis del diseño comedido. Sus creaciones son para aquellos que no temen destacar, para el hombre que entiende el lujo no como un susurro, sino como una afirmación de su individualidad. Hace dos décadas, la irrupción del Big Bang fue precisamente eso: una explosión creativa que fusionó materiales no convencionales y dinamitó los códigos tradicionales. La colección no solo marcó un antes y un después en el diseño relojero, sino que consolidó un espíritu de innovación, osadía y, por qué no decirlo, una cierta irreverencia lúdica. El Big Bang se erigió como el primer reloj verdaderamente icónico del siglo XXI, un símbolo de cómo la tradición puede ser el trampolín para la más audaz de las modernidades.
La nueva campaña, bajo el lema «Own It» («Hazlo tuyo»), es un llamado a la acción tan directo como contundente. Es una invitación a la autoafirmación, a la propiedad no solo de un objeto de deseo, sino de un estilo de vida. Y para encarnar esta filosofía sin concesiones, ¿quién mejor que Choupette? Una figura que, sin tener muñeca para lucir un reloj ni la capacidad de leer la hora, irradia una actitud de confianza desbordante y una individualidad radical. Ella es el reflejo de lo que la marca suiza representa: la seguridad en uno mismo, la capacidad de ser único sin pedir disculpas. Julien Tornare, CEO de Hublot, lo articula con precisión: «El Big Bang representa una revolución en la relojería… Con esta nueva campaña, queremos celebrar el valor de romper moldes y de experimentar sin miedo». Es esta mentalidad la que resuena con una nueva generación de hombres que valoran la autenticidad por encima de la conformidad.

La campaña, capturada por la lente visionaria de Carlijn Jacobs, se desmarca de la pulcritud aséptica del marketing de lujo tradicional. En lugar de ello, nos ofrece una mezcla de visuales de alta moda con contenido que coquetea con la estética del meme, adoptando el lenguaje de las redes sociales con una inteligencia aguda. Desde tomas «fallidas» hasta los inevitables momentos de diva de Choupette, la campaña baja el filtro de lo aspiracional para ofrecer una mirada honesta, divertida y sorprendentemente humana a un mundo que a menudo se toma demasiado en serio. Es una estrategia que rompe la cuarta pared, invitando a la audiencia no solo a observar el lujo, sino a vivirlo, a sentirlo con una cercanía inédita. Esta movida, que podría parecer arriesgada, es en realidad una profunda comprensión de cómo el storytelling, el humor y la sorpresa se han convertido en la nueva moneda del lujo contemporáneo.

La audacia de Hublot no se detiene en la elección de su estrella felina. El despliegue de la campaña, que inició con Choupette luciendo el Big Bang 20th Anniversary Red Magic en plataformas como TikTok e Instagram, se extenderá para destacar otras piezas emblemáticas. Veremos el llamativo Big Bang Tourbillon Automatic Yellow Neon Saxem y el robusto Big Bang 20th Anniversary Titanium Ceramic, cada uno asociado a figuras que encarnan poder y autoexpresión. Es un recordatorio de que, si bien la tradición y la artesanía son pilares innegociables como lo demuestra la maestría en sus movimientos Unico o Meca-10, la verdadera evolución del lujo reside en su capacidad para conectar, para sorprender y, sobre todo, para ser relevante en un mundo en constante cambio.

La alianza entre Choupette y Hublot para celebrar el vigésimo aniversario del Big Bang es mucho más que una anécdota curiosa en los anales del marketing de lujo. Es un reflejo de una era donde la autenticidad, la audacia y una cierta rebeldía bien entendida se cotizan al alza. Para el hombre contemporáneo, que navega entre la herencia y la vanguardia, esta campaña resuena como un permiso para redefinir sus propios términos de éxito y autoexpresión.