El asfalto, ese lienzo gris que se extiende prometiendo destinos, no siempre es un camino de libertad para todos.
En un mundo obsesionado con la velocidad y la estética, a menudo olvidamos que la verdadera vanguardia no reside solo en la potencia de un motor o en el brillo de una carrocería, sino en la capacidad de derribar barreras, de transformar la cotidianidad en una experiencia digna. Hay historias que, discretamente, reescriben el significado del progreso, recordándonos que la tecnología más avanzada es aquella que se pone al servicio del espíritu humano, expandiendo sus posibilidades y reafirmando su valor intrínseco.
En el epicentro de esta reflexión se encuentra una narrativa que entrelaza la determinación de una madre, la resiliencia de un hijo y la visión de dos gigantes de la industria automotriz. Bárbara Anderson, periodista y activista de pluma afilada y voz incansable, ha transitado por caminos que pocos se atreven siquiera a imaginar. Su libro y película, “Los dos hemisferios de Lucca”, no son solo crónicas; son un testamento de lucha y amor incondicional, un viaje a través de los desafíos que impone la parálisis cerebral de su hijo, Lucca. Esta travesía, que incluso los llevó a la India en busca de horizontes terapéuticos, es un faro que ilumina la realidad de innumerables familias que navegan las complexidades de la discapacidad infantil.

Es en este contexto donde la ingeniería automotriz trasciende su función utilitaria para convertirse en un agente de cambio. Durante el Día de la Sustentabilidad de NISSAN, un evento que ya de por sí habla de una conciencia corporativa que mira más allá de las cifras, se develó algo más que un vehículo: se presentó una solución palpable, humana. La INFINITI QX60 destinada a Lucca no es una SUV cualquiera; es un emblema de adaptabilidad y consideración. Gracias a la pericia de Grupo FERBEL, coordinada por NISSAN FLEET SOLUTIONS, se integró un asiento giratorio “Twister”, una pieza de ingeniería que permite a Lucca acceder y viajar como copiloto con una dignidad y comodidad antes esquivas. Este mecanismo, que extiende el asiento fuera del vehículo, es una muestra de cómo el diseño inteligente puede abrir mundos, transformando un simple traslado en una experiencia de inclusión y libertad.
Bárbara, con la entereza que la caracteriza, compartió su vivencia no desde un pedestal de experticia académica, sino desde la trinchera de la maternidad activa y consciente. “Más que una experta en discapacidad, soy una mamá aprendiendo todos los días cómo darle lo mejor a su hijo”, una confesión que desarma y conecta. La felicidad de Lucca, manifestada en la simple, pero profunda, alegría de ir a la escuela y tener amigos, se ve ahora amplificada por la posibilidad de ser parte activa del viaje, de sentirse “parte del camino”. Este gesto de INFINITI y NISSAN va más allá de la adaptación de un vehículo; es un reconocimiento del valor de cada individuo y de su derecho a experimentar el mundo plenamente.

Las palabras de Rodrigo Centeno, presidente y director general de NISSAN e INFINITI de México, resuenan con este compromiso: “Este tipo de proyectos nos recuerdan que la movilidad puede ser un puente hacia una vida más plena, más digna y más humana”. Por su parte, Guillermo Degollado, director general de INFINITI para México, Latinoamérica e Israel, subraya que el verdadero lujo debe ser inclusivo: “Adaptar esta QX60 para Lucca ha sido una muestra de cómo podemos crear soluciones reales que generen impacto humano”. Este enfoque, que fusiona la sofisticación inherente a una marca como INFINITI con una sensibilidad social profunda, redefine el concepto de exclusividad, orientándolo hacia la creación de experiencias significativas y accesibles. El compromiso se extiende más allá de este acto singular, evidenciado en los avances del Nissan Green Program y el Nissan Social Program, que abarcan desde la producción con energía limpia hasta el apoyo educativo y el reciclaje, demostrando una visión holística de la responsabilidad corporativa.

En una era donde la ostentación a menudo eclipsa la sustancia, iniciativas como esta nos obligan a una pausa reflexiva. La verdadera medida de la vanguardia no se encuentra únicamente en la innovación por la innovación, sino en su capacidad para tocar y transformar vidas. La historia de Lucca, Bárbara, y la respuesta de estas casas automotrices, es un recordatorio contundente de que la masculinidad contemporánea también se forja en la empatía, en la capacidad de reconocer la vulnerabilidad y responder con soluciones ingeniosas y profundamente humanas. Más allá del cromo y la potencia, existe un territorio donde el motor más poderoso es el compromiso con la dignidad.