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La creación es un viaje eterno: el arte de desafiar el tiempo

En un mundo donde la inmediatez dicta el pulso de la vida y la creatividad parece estar al alcance de un clic, hay quienes entienden que el verdadero acto de crear es un proceso que trasciende modas, tendencias y hasta el propio tiempo. La creación, esa fuerza indómita que impulsa a los hombres a reinventarse, a desafiar límites y a dejar una huella inconfundible, es mucho más que un resultado: es un viaje eterno. Un viaje donde el pasado dialoga con el presente y el futuro se vislumbra como una promesa inquebrantable.

La historia de la creación siempre ha sido territorio de espíritus rebeldes. Pensemos en aquel monje benedictino, Dom Pierre Pérignon, quien en 1668 se propuso hacer “el mejor vino del mundo”. Lo que comenzó como un sueño casi mítico, se transformó en una búsqueda perpetua de armonía, una ambición creativa que ha resonado a lo largo de los siglos. No se trata solo de vino, sino de una manera de entender la vida: con precisión, intensidad y una obsesión por la excelencia que no admite atajos.

En este viaje, la creación se revela como una espiral inagotable. Cada generación aporta su propia visión, reinterpretando el legado y llevándolo a nuevas alturas. Dom Pérignon, fiel a su esencia, ha sabido convocar a una constelación de íconos culturales que, de una u otra forma, han dejado su marca en la historia del arte, la música, el cine y la gastronomía. Desde el mítico encuentro de Marilyn Monroe con el fotógrafo Bert Stern, donde el champagne se convirtió en el cómplice silencioso de una sesión legendaria, hasta las colaboraciones contemporáneas con creadores que desafían el statu quo, la marca se ha mantenido como un referente de innovación y sofisticación.

Hoy, en pleno 2025, la creación se reinventa de la mano de siete figuras icónicas: Zoë Kravitz, Clare Smyth, Tilda Swinton, Alexander Ekman, Takashi Murakami, Anderson .Paak e Iggy Pop. Cada uno, desde su trinchera creativa, aporta una visión única a este nuevo capítulo, demostrando que la creación auténtica nunca es un acto solitario. Es un diálogo constante, una conversación entre disciplinas, estilos y sensibilidades que se entrelazan en un mismo viaje.

La fotógrafa Collier Schorr y la directora Camille Summers-Valli han capturado la esencia de este proceso en una serie de retratos y filmes que van más allá de la superficie. Aquí, la creación se muestra como un acto íntimo, casi sagrado, donde el pensamiento y la inspiración se convierten en materia prima. Las conversaciones con Jefferson Hack, mediador de este encuentro, revelan las fuerzas invisibles que impulsan a los creadores a desafiar sus propios límites. Es en este espacio donde la creación cobra vida, se libera y, en palabras de Iggy Pop, “se convierte en una liberación”.

La creación, entendida como un viaje eterno, no se conforma con mirar hacia atrás. El 16 de mayo de 2025, en Londres, Dom Pérignon abrirá las puertas a una exhibición artística donde el pasado, el presente y el futuro convergen en una espiral de inspiración. El recorrido invita a explorar las raíces históricas de la Maison, sumergirse en el universo creativo de los siete protagonistas y atisbar el futuro a través de piezas inéditas y colaboraciones que desafían lo establecido.

Este viaje no termina aquí. En octubre, la marca presentará piezas de diseño de edición limitada, fruto de la colaboración con uno de los creadores destacados, reafirmando su compromiso con la exploración artística y la innovación. Y en 2026, una presentación en vivo llevará la experiencia a un nuevo nivel, fusionando arte, música y performance en una celebración de la creatividad masculina en su máxima expresión. En la cultura masculina contemporánea, donde el éxito suele medirse en resultados inmediatos, la verdadera distinción radica en quienes entienden que la creación es un acto de fe, una apuesta por el largo plazo. Dom Pérignon lo ha demostrado con su inquebrantable decisión de producir solo vinos de añada, aceptando las limitaciones del tiempo y el clima como parte esencial de su proceso. La paciencia, la precisión y la búsqueda de la armonía se convierten en virtudes que trascienden el producto y se transforman en un manifiesto de vida.

El lanzamiento de cuatro nuevas añadas, cada una con su propia historia y carácter, es la prueba de que la creación nunca se detiene. Es una espiral que se alimenta de la experiencia, la intuición y el deseo constante de superación. Como bien dice Anderson .Paak, “la creación nunca termina”. Es un viaje sin destino final, una invitación a reinventarse una y otra vez.

Ser parte de este viaje creativo es admitir que la perfección no existe, pero la búsqueda apasionada sí. Es entender que cada paso, cada error y cada acierto forman parte de un legado que se construye día a día.

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