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Más espacio, más torque, menos excusas para no viajar

La ciudad es un coliseo moderno: avenidas que se abren como pasillos de desfile, semáforos que marcan el paso con la solemnidad de un metrónomo y un público nosotros que jamás deja de observar. En ese escenario convulso, los sedanes premium han sido durante años el uniforme de quienes entienden que la elegancia también puede ser aerodinámica. Hoy, ese uniforme evoluciona.

Hace tres décadas, un sedán compacto irrumpió para redefinir el segmento medio: el Audi A4. Treinta años después, la firma de los cuatro aros decide renombrar y repensar aquel ícono: A5 Sedán. La jugada no es capricho semántico: responde a la nueva Plataforma Premium de Combustión (PPC) que sustenta su tercera generación y a la arquitectura electrónica E3 1.2, capaz de orquestar cinco computadoras de alto desempeño para todo el vehículo. 

La silueta crece a 4,829 mm de largo y estira la distancia entre ejes a 2,900 mm; traducido al lenguaje cotidiano: más presencia, más aplomo y un habitáculo que ya juega en liga mayor sin perder agilidad. El aumento de espacio libera 445 L de cajuela, expandibles a 1,299 L con asientos abatidos suficiente para maletas y el ego. 

Las entradas de aire tridimensionales y los blisters que evocan al legendario Ur-quattro tensan la carrocería como un traje a la medida; mientras, la banda lumínica trasera con OLED digitales convierte cada frenada en un gesto de diseño utilitario. Los faros Matrix LED opcionales símbolos de la avant-garde lumínica custodian un Singleframe más ancho y bajo, un guiño al linaje deportivo que la marca suele insinuar con elegancia y nunca con estridencia. 

Puertas adentro, el concepto Digital Stage coloca al conductor frente a un panel curvo OLED de 11.9” y a un display táctil de 14.5”. El copiloto, si lo desea, opera su propio universo en una pantalla de 10.9” protegida por modo de privacidad; ambos participando de un cockpit que abandona los botones tradicionales en favor de la interacción háptica y de un Head-Up Display que, por primera vez, permite controlar multimedia sobre el parabrisas. 

México recibe cinco versiones: Dynamic, Select, S line, S line quattro y el adrenalínico S5. El acceso monta un 2.0 TFSI de 199 hp y tracción delantera; el escalón superior sube a 272 hp con quattro ultra variable; el S5, un V6 de 367 hp que pone en perspectiva el resto del tráfico. Todos recurren al sistema iBRS para recuperar energía en cada frenada y, cuando se combina con amortiguadores adaptativos, la dualidad confort-deportividad deja de ser contradicción. 

La filosofía Material Driven Design introduce suaves soft-wraps y superficies de origen responsable, contrastadas con paneles negro brillo en zonas de control. La iluminación ambiental luz de interacción dinámica no es solo estética: da la bienvenida, advierte peligros y refuerza el vínculo hombre-máquina. 

Que este sedán aterrice en tierras aztecas con precios que inician en 974,900 MXN y se disparan hasta 1,514,900 MXN para la versión S5 confirma dos cosas: 1) el segmento medio-alto sigue vivo; 2) la competitividad ya no se mide solo en caballos, sino en kilobits, ergonomía emocional y un diseño que rompa la monotonía del tráfico cotidiano. 

En un mundo que proclama la electrificación como único futuro, este sedán térmico demuestra que la innovación también puede rugir a gasolina sin pedir disculpas.

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