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Panerai llega a Masaryk: lujo funcional, precisión italiana y una experiencia pensada para la Ciudad de México

En Polanco, la avenida más codiciada por el lujo latinoamericano, esa pista de despegue donde la arquitectura conversa con el deseo, acaba de sumar un capítulo que combina herencia y performance.

Sobre Avenida Presidente Masaryk, una nueva boutique de alta relojería redefine la visita a tienda como un recorrido sensorial: luz, materiales nobles, hospitalidad cuidada y una promesa clara de precisión. La ciudad, siempre ávida de lugares con criterio, gana un espacio para mirar el tiempo de frente y con estilo.

La fachada impone, con proporciones generosas, dos muros LED que se elevan sobre la entrada y un reloj mural luminiscente que marca el pulso del acceso. La transparencia del frente permite que el interior dialogue con la calle, invitando a entrar sin esfuerzo. Con aprox. 150 m², se perfila entre los puntos más importantes de la Maison en la región, y consolida la alianza con Berger Joyeros, socio histórico en México.

Dentro, el layout se despliega como un solo plano abierto: del área de venta a un banco de relojero donde se observa, a centímetros, el corazón mecánico de las piezas. El trayecto culmina en un Watch Bar, hospitalidad italiana en clave contemporánea y un lounge íntimo para conversaciones y decisiones sin prisa. Es un guion de experiencia que va de la descubierta a la conexión, escrito con madera, metal y contrastes de mármol que marcan el ritmo del recorrido.

La apertura también es un mensaje sobre cómo se debe habitar el lujo en 2025: con propósito, con oficio y con comunidad. “Esta apertura representa un paso significativo… gracias a su conocimiento del mercado local ofrecemos una experiencia única que muestra la historia e innovaciones técnicas de la Maison”, compartió Jorge Puentes, director de la marca en México, subrayando esa mezcla de diseño italiano y rendimiento que define a sus relojes-herramienta profesionales. Por su parte, Sergio Berger recordó los más de veinte años desde que Ari Berger apostó por introducir la firma en el país: desde entonces, la comunidad de conocedores ha crecido sin perder el código de valores compartidos.

El vocabulario visual del espacio no es decorado; es identidad. Miniaturas náuticas y selección editorial dialogan con relojes icónicos como Radiomir y Luminor, piezas nacidas de necesidades reales, lectura bajo agua, robustez, legibilidad y que hoy se reeditan con ingeniería actual. Este encuadre trae a la mesa la raíz florentina de la casa (fundada en 1860) y su vínculo con la Marina italiana, una historia que durante décadas estuvo protegida por secreto militar y que se abrió al mercado global tras su integración a Richemont en 1997.

En términos de retail estratégico, la boutique de Masaryk convive con el espacio de El Palacio de Hierro Polanco y eleva el mapa local de la alta relojería: segunda ubicación en la capital y quinta a nivel nacional dentro de una red global de más de 180 puntos. Para CDMX, que compite con los mejores high streets del mundo, es señal de madurez: experiencia, curaduría y servicio al nivel de cualquier capital.

Masaryk, “la Quinta Avenida” de México, se beneficia de conceptos que no solo venden: enseñan, acercan y celebran el saber hacer. Aquí, la compra es consecuencia de una relación: materiales que cuentan historias, un relojero que educa, una barra que baja la guardia. En un mercado saturado de promesas efímeras, la apuesta por tiendas experienciales y transparentes, literal y figuradamente es la forma más sólida de construir lealtad.

La colaboración con Berger Joyeros es, además, un termómetro de la confianza entre marca y mercado mexicano: dirección creativa, estándares de servicio y conocimiento de coleccionistas conviven para que el visitante encuentre desde referencias técnicas hasta ediciones especiales, con un concierge local que entiende la cultura relojera de la ciudad y su ritmo.

La Ciudad de México gana un espacio de precisión con alma. No es solo otra boutique: es un taller expandido a la calle, un aula abierta y un punto de encuentro para quienes ven el reloj como herramienta, estilo y memoria.

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