Hay algo en el uniforme universitario que fascina a los hombres desde hace décadas. No tiene que ver únicamente con las notas perfectas o los apellidos compuestos, sino con esa mezcla de disciplina y rebeldía que se construye entre bibliotecas, canchas y pasillos infinitos.
Sudaderas bordadas, chamarras varsity, tricots gruesos y pantalones de pana hablan de pertenecer a un código no escrito: el de una élite que se viste para conquistar el mundo… o al menos para parecer que ya lo hizo. Hoy, sin embargo, esa estética Ivy League dejó de ser exclusiva de los campus para convertirse en un lenguaje global que el streetwear reinterpreta a su manera: menos rígido, más honesto, con una visión multicultural que exige otros símbolos de poder.
En este contexto, llega una colección que toma el imaginario universitario clásico y lo pasa por el filtro de una sensibilidad east meets west, derribando la idea de que el estilo preppy sólo le pertenece a unos cuantos. La Pro Model Collection de adidas Originals y CLOT por Edison Chen parte de los códigos de la Ivy League escudos, tipografías colegiales, texturas nobles y los cruza con la narrativa del street style asiático, más conectado con la calle que con el salón de clases. El resultado no es una cápsula nostálgica, sino una reinterpretación consciente del uniforme, entendida como una herramienta de expresión personal más que de jerarquía social.

En el centro de la colección aparece la pieza que lo cuenta todo sin decir una palabra: el CLOT Pro Model, una evolución invernal del ADN de la Superstar, llevada al terreno de la bota técnica. La silueta se presenta en Navy y Brown, dos tonos que abandonan el grito del color fluorescente para abrazar una masculinidad más sobria, casi táctico-elegante. El upper en piel premium, los cordones de cuerda y la suela dentada robusta crean esa sensación de “tanque listo para el invierno” que se agradece cuando el clima se pone serio, pero sin perder un milímetro de estilo. Ojales dorados, costuras marcadas y branding discreto en la lengüeta refuerzan la idea de que aquí la funcionalidad no está peleada con la estética; al contrario, se alimentan mutuamente.
Lo interesante es cómo este modelo rompe con el cliché del sneaker universitario clásico. No busca replicar el tenis blanco impecable del campus perfecto, sino reinterpretar el legado deportivo desde la perspectiva de un invierno urbano: lluvia, pavimento, viajes entre ciudades, aeropuertos, encuentros nocturnos. Es un calzado pensado para el hombre que quiere un par capaz de moverse entre el look de oficina relajada, la salida a cenar y el fin de semana fuera, sin tener que elegir entre comodidad y presencia. En un momento en el que el hype suele privilegiar lo estridente, esta bota prefiere hablar a través de la textura, los materiales y los detalles.


La cápsula de ropa se encarga de llevar el discurso todavía más lejos. La clásica vestimenta deportiva Ivy League esa que asociamos con jerseys de equipo, sudaderas con escudo y chamarras letterman se reinterpreta desde un lente multicultural, en el que tradición y modernidad conviven sin pedir permiso. La Varsity Jacket confeccionada en fieltro de espina de pescado mantiene la estructura de la chaqueta colegial que conoces, pero la eleva con un forro de shearling y emblemas bordados que celebran el intercambio cultural: tipografías, símbolos y parches conviven como si el campus incluyera tanto Boston como Hong Kong.
Uno de los detalles más potentes es la mascota de oso polar inspirada en los años 60, uno de los animales favoritos de Edison Chen, que aparece en parches de chenilla y gráficos de estética retro. No es un recurso decorativo más: funciona como una figura que encapsula resiliencia, fuerza y cierta nostalgia infantil bien entendida. Ese tipo de símbolos son los que diferencian a la ropa “bonita” de las piezas que cuentan historias; hablan de memoria, de referencias personales y de una visión del mundo que va más allá del logotipo grande en el pecho.

La propuesta de knitwear de la colección entiende perfecto al hombre que quiere vestir serio sin aburrirse. El CLOT Sweater con branding Trefoil de inspiración mohair juega con la tensión entre suavidad y estructura: es una prenda que se siente cómoda y envolvente, pero que mantiene un marco visual claro para no caer en el descuido. Aquí el knitwear deja de ser “ropa de domingo” para convertirse en un statement silencioso de madurez estilística: sabes quién eres, no necesitas gritarlo.
En la parte más cotidiana del guardarropa, la colección introduce esenciales que mantienen el mismo diálogo de códigos: la camiseta de manga larga bordada con el gráfico “Universitaire adidas CLOT” y doble insignia inspirada en escudos, el quarter zip de French Terry y el sweatpant de corte preciso cierran el círculo del uniforme reinterpretado. Se trata de piezas diseñadas para funcionar tanto juntas como de forma independiente, dando la opción de construir looks que van del full varsity al mix con denim, cuero o incluso sastrería formal.
La gran pregunta: ¿cómo incorporar esta estética sin verte como extra de película colegial? La clave está en la proporción. Un outfit completo varsity bota, sweatpant, sudadera y chamarra funciona para un editorial o un viaje específico, pero en la vida real el juego está en la mezcla. Piensa en llevar las botas con denim rígido y abrigo largo, o la Varsity Jacket sobre un cuello de tortuga y pantalón sastre. El sweater inspirado en mohair puede convivir con piezas de streetwear más agresivas, como un pantalón cargo técnico o un bomber de nylon.

