Claudio Aluzzi: ¿qué pasa cuando el enemigo duerme en tu propia almohada?

Estás frente al espejo. Te acomodas el cuello de la camisa, revisas que no haya nada fuera de lugar en tu rostro y te preparas para salir. Afuera todo parece estar en silencio, pero dentro de tu cabeza hay un ruido ensordecedor. Es una conversación que no se detiene, un monólogo que oscila entre el coach motivacional más agresivo y el juez más despiadado que jamás conocerás. Esa voz te dice que no estás listo, que te van a descubrir, o que si hoy no triunfas de manera espectacular, entonces no vales nada.

Probablemente te ha pasado. A todos nos pasa. Pero pocas veces nos detenemos a pensar que esa voz, si tuviera cuerpo, sería una persona con la que jamás aceptaríamos tomar un café. Claudio Aluzzi no solo se detuvo a escucharla; decidió darle forma, ponerle una cámara enfrente y convertirla en Selflove, un cortometraje que funciona menos como una película tradicional y más como una autopsia elegante de la psique masculina contemporánea. En NEOMEN nos adentramos en el universo monocromático de Aluzzi para entender qué pasa cuando el enemigo duerme en tu propia almohada.

Hay una mentira que nos hemos contado o que nos han contado desde que tenemos uso de razón: el amor es una transacción. Te lo ganas con logros. Si eres exitoso, mereces cariño; si fracasas, mereces aislamiento.

Vinny, el protagonista de Selflove, es la encarnación de este dogma. Aluzzi, quien escribe y protagoniza la pieza, construye a Vinny no desde la ficción pura, sino desde una herida personal que resuena con una precisión quirúrgica en la realidad de muchos hombres jóvenes en México. “Durante mucho tiempo tuve esta idea de que no podía ser amado si no era exitoso primero”, confiesa Claudio.

Esta premisa convierte la vida de Vinny en una prisión. No se trata solo de ambición profesional; es el terror existencial a ser “nadie”. En la narrativa de Selflove, el éxito no se persigue por placer, sino como un mecanismo de defensa. Si te quitas el traje, los premios y el reconocimiento, ¿qué queda? Para Vinny, la respuesta es un vacío aterrador que prefiere no mirar. Es un personaje atrapado en el punto exacto donde la vulnerabilidad se confunde con debilidad, y donde el miedo al fracaso paraliza cualquier intento de conexión real.

Lo interesante de Selflove no es solo lo que cuenta, sino cómo te obliga a sentirlo. Olvídate de los diálogos expositivos o las secuencias de acción gratuitas. Aquí, la estética es el mensaje. El diseño de producción, a cargo de Dayana Yakhyarova, refuerza esta sensación de asfixia. El camerino donde ocurre la acción no es un espacio de preparación, es una celda. Todo es cuadrado, rígido, apretado. No hay curvas, no hay suavidad. Hasta el papel tapiz parece tener barrotes. Esta geometría opresiva en blanco y negro eleva la pieza a lo que Aluzzi describe acertadamente como una “pesadilla”elegante. Es bello, sí, pero es esa belleza fría que te recuerda que estás encerrado.

El cortometraje ha recorrido un camino impresionante, cosechando premios como el de Joven Actor Revelación en el Festival de Cine de Matera, Italia. Pero más allá de los laureles y la validación de la industria que Claudio ve acertadamente como un triunfo colectivo de su equipo (Ivanov, Barba, Pereverzev, Chen), el verdadero impacto de Selflove es el que ocurre cuando la pantalla se apaga. La propuesta final no es eliminar esa voz interna. Eso es imposible; es parte de la condición humana. La propuesta es renegociar los términos de la relación.

Aluzzi habla de “entrenar” a esa voz. Es un proceso que suena simple, pero requiere una disciplina mental férrea, similar a ir al gimnasio. Se trata de cacharte en el acto. “Cuando la voz vuelve con algo negativo, le digo: si no vas a decir nada bueno, mejor no digas nada», cuenta Claudio. Con el tiempo, y mediante la práctica activa de la gratitud, ese juez severo puede convertirse en un aliado. O al menos, en un socio que no intenta sabotearte cada cinco minutos.

Selflove deja una pregunta incómoda flotando en el aire. Si grabaran el audio de tus pensamientos de las últimas 24 horas y lo reprodujeran en una sala de cine, ¿sería una película de terror? ¿Sería un drama legal donde tú eres el acusado perpetuo?

En una cultura que celebra el hustle implacable y la perfección curada de Instagram, detenerse a cuestionar la crueldad con la que nos tratamos a nosotros mismos es un acto de rebeldía. Claudio Aluzzi no nos entrega una solución mágica envuelta en celofán, pero nos da algo más valioso: la validación de que esa batalla existe.

La próxima vez que estés frente al espejo, ajustándote la corbata o lavándote la cara, escucha con atención. Si la voz que te habla suena como un enemigo, tal vez sea momento de cambiar el guion.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Prev
Winter’s New Classic Cool x Brandon Jameson

Winter’s New Classic Cool x Brandon Jameson

Gavin Rivas no solo es modelo: es músico, y eso se nota antes de que suene la

Next
Luis Curiel y el peso de la herencia: deconstruyendo a Ale Skin en “Cometierra”

Luis Curiel y el peso de la herencia: deconstruyendo a Ale Skin en “Cometierra”

Imagina que te entregan un traje que no es de tu talla

You May Also Like
Total
0
Share