Hay días en los que tu ruta no existe en Google Maps. Empieza con el piso frío de tu departamento, sigue con banquetas rotas, escaleras del Metro, lluvia sorpresa y una junta donde nadie te va a preguntar si vienes de “aventura” o de “oficina”. Solo te van a ver llegar. Y en esa secuencia tan CDMX, tan real descubres una verdad incómoda: la mayoría de los sneakers se diseñan para verse bien, no para aguantar la historia completa.
Por eso, cuando una colaboración se construye desde la obsesión por la utilidad, el tema deja de ser “drop” y se vuelve conversación seria: ¿qué tanto puede un par acompañarte sin pedirte que lo cuides como pieza de museo? ¿Y qué dice de nosotros esta necesidad de vestirnos como si el día fuera a ponerse raro en cualquier momento?
En su segunda colaboración, Carhartt WIP y Salomon vuelven al mismo punto de encuentro: funcionalidad, durabilidad y una idea de performance que no se negocia. El resultado es una relectura del X-ALP, con una estética áspera, detallada y muy consciente de su contexto: el mundo exterior ya no es “outdoor” o “urbano”. Es uno solo, y se siente impredecible.
La moda masculina lleva rato coqueteando con lo técnico. Lo vimos con el “gorpcore”, con la fiebre por los materiales resistentes, con la idea de que un look puede hablar de libertad incluso si tu semana está amarrada a horarios. Pero hay una diferencia enorme entre vestirte “como si” y vestir para que realmente pase.

Aquí es donde el discurso se pone interesante. Carhartt WIP nació en 1994 como una reinterpretación contemporánea del workwear clásico, y creció conectando con subculturas que nunca pidieron permiso: skate, música, escenas urbanas con identidad propia.Salomon, por su parte, viene de una herencia de montaña que se diseñó para el rendimiento real; desde su centro de diseño en Annecy, la marca insiste en esa mezcla de ingeniería, deporte y cultura.
Juntas, esas dos narrativas hacen sentido por una razón simple: el trabajo el físico y el mental no se ve igual que antes. Hoy “resistencia” también significa aguantar cambios de plan, climas extraños, distancias largas, días que se estiran. Y sí: también significa moverte bien sin verte disfrazado.

Lo primero que se nota del X-ALP re-trabajado es su intención material. Está construido con cuero de grano robusto y overlays de suede, con acentos de camuflaje característico de la casa. No es camo para gritar “militar”; es camo como textura cultural: una firma reconocible, pero integrada, casi como un guiño para quien sabe mirar.
En mano, la lectura es clara: esto no va de minimalismo limpio ni de nostalgia vintage. Va de piezas que se sienten preparadas. Capas que protegen. Superficies que envejecen con dignidad. Y una paleta que se mueve en el terreno de lo sobrio, lo sucio-elegante, lo que combina con la ciudad sin perder la idea de “herramienta”.
Si tu día incluye caminar mucho, cargar cosas, moverte rápido o simplemente no querer pensar en el piso que estás pisando, el lenguaje técnico deja de ser adorno. Esta versión del X-ALP integra protección reforzada en la punta, ripstop, un ajuste tipo Sensifit™ y suela Contagrip® para estabilidad y tracción. En pocas palabras: se siente como un par pensado para durar, no para acumular likes.

Aquí vale una lectura con matices: lo técnico también puede volverse performance social. Hay quienes lo usan como armadura estética, como señal de pertenencia a una tribu de “los que sí saben”. Pero cuando el diseño está bien resuelto, también te da algo más raro de encontrar: tranquilidad. Esa sensación de que no tienes que cuidar el par; el par te cuida a ti.

La narrativa visual de esta colaboración no se fue por el camino fácil del “montaña épica” o el “skate en concreto”. El concepto está dirigido por Bailey Marklew y sucede en un puesto remoto afectado por anomalías electromagnéticas y una gravedad “torcida”. Un equipo de investigadores intenta entender qué pasa… hasta que aparece una presencia siniestra: una criatura que no se percibe del todo, salvo por tendones/hilos retorcidos que buscan algo perdido, algo que todavía persiste. Suena a ficción, sí. Pero también funciona como metáfora perfecta de 2025: vivimos rodeados de fuerzas invisibles algoritmos, ansiedad, prisa, ruido y aun así seguimos buscando lo mismo: estabilidad, dirección, un poco de control sobre el cuerpo y el día.
Lo más interesante de esta segunda colaboración no es el logo ni el “crossover” cultural. Es la insistencia en algo que la moda olvida cuando se acelera: la vida ocurre afuera, y lo que usas debería estar a la altura. Pero también conviene mantener la mirada crítica. La funcionalidad no nos salva del consumo impulsivo, y la estética técnica no reemplaza el criterio. La verdadera sofisticación la masculina, la contemporánea está en elegir con intención sin convertirlo en performance.

Si el mundo se siente raro, tal vez no se trata de “comprar armadura”. Se trata de construir un estilo que te acompañe cuando la gravedad cambia un poco. Y seguir caminando.
