Hay algo inherentemente magnético en el océano. No es solo la vastedad, la inmensidad azul que se extiende hasta donde alcanza la vista. Es la sensación. El olor salado del aire, el sonido constante de las olas rompiendo, la brisa que parece llevar consigo historias de lugares lejanos y aventuras por vivir. El Atlántico, en particular, tiene un carácter especial. No es el Mediterráneo, apacible y soleado. El Atlántico es salvaje, indómito, un reflejo del espíritu de aquellos que se atreven a desafiar lo convencional.
Y es precisamente esa energía, esa fuerza primal, la que parece haber capturado la esencia de la nueva colección de Scotta para la primavera-verano 2025. “The Atlantic”, como se ha denominado esta propuesta, no es simplemente una serie de prendas. Es una experiencia, un viaje sensorial que nos transporta a las costas donde la tierra y el mar se encuentran en un abrazo eterno. Es un manifiesto de cómo la moda puede ser, a la vez, un reflejo de nuestro entorno y una extensión de nuestra propia identidad. No se trata de seguir tendencias, sino de crear un estilo propio, auténtico, que resuene con nuestra propia historia.

La colección se desarrolla como una narrativa en tres partes, cada una con su propia personalidad, pero todas interconectadas por el hilo conductor del Atlántico. Primero, nos encontramos con la ciudad. Pero no cualquier ciudad, sino una urbe costera, vibrante, donde la energía de las calles se mezcla con la brisa marina. Aquí, Scotta nos presenta cortes elegantes y detalles vanguardistas, prendas que nos permiten movernos con confianza en el asfalto, pero sin perder ese toque de sofisticación relajada que caracteriza a la marca.
El segundo acto nos lleva a la esencia urbana, pero con un giro más audaz. Es el momento de explorar la inspiración de las calles, de fusionar elementos urbanos con toques vanguardistas. Es aquí donde la marca se permite jugar con diseños modernos y contemporáneos, reflejando la diversidad y la cultura de las ciudades costeras. Es un homenaje a la individualidad, a la valentía de expresarse sin miedo a romper moldes.

Finalmente, llegamos al tercer acto: la playa. Pero no esperes los típicos clichés veraniegos. Esta es una playa salvaje, donde el viento sopla con fuerza y las olas rompen con estruendo. Scotta nos ofrece prendas frescas y juveniles, que evocan la libertad del océano, pero con un toque de sofisticación que las aleja de lo predecible. Los tejidos orgánicos y sostenibles son protagonistas, un recordatorio de que la moda y el respeto por el medio ambiente pueden ir de la mano.
Los colores de “The Atlantic” son un reflejo de la paleta natural de la costa atlántica. Tonos verdosos y azulados, que evocan la serenidad del mar y la profundidad del cielo, se combinan con corales rojizos y amarillos, que nos recuerdan la vitalidad de la vida costera, el calor del sol y la energía de las puestas de sol. No es una paleta estridente, sino una armonía de tonos que nos invita a la calma, a la reflexión, pero también a la aventura. Los colores son una parte crucial de la narrativa, una forma de transmitir emociones y sensaciones sin necesidad de palabras.

La entrevista con Carlos Serra, CEO de Scotta, nos revela que la marca es mucho más que una etiqueta de ropa. Es una filosofía, una forma de entender la vida. Desde sus humildes comienzos en un garaje (sí, un garaje, como los grandes emprendedores), hasta su expansión internacional, Scotta ha mantenido una coherencia admirable. La calidad, la versatilidad y la sostenibilidad son pilares fundamentales. No se trata de crear prendas desechables, sino de diseñar piezas atemporales, que resistan el paso del tiempo y se conviertan en compañeras de viaje.


La apuesta por materiales sostenibles, como algodones orgánicos y tejidos reciclados, y la fabricación en España y Portugal, son una muestra de que la marca se toma en serio su responsabilidad con el planeta. No es una pose, es una convicción. Porque la moda, como cualquier otra industria, tiene un impacto en el mundo, y es deber de todos minimizar ese impacto. El verdadero lujo, hoy en día, no es ostentar, sino ser consciente.
Para Serra, el éxito de Scotta no se mide en ventas, sino en la conexión con su comunidad. Cuando un cliente comparte su experiencia, cuando se siente identificado con la marca, cuando la ropa se convierte en una parte de su historia… ahí es donde reside el verdadero triunfo. Y es que la moda, en su esencia, debería ser eso: una herramienta para expresar nuestra individualidad, para sentirnos cómodos en nuestra propia piel, para conectar con otros.
