En el efervescente ecosistema de la moda masculina contemporánea, donde la originalidad es el grial más codiciado, emergen narrativas que desafían lo establecido.
No se trata solo de prendas; hablamos de manifiestos hilvanados, de un diálogo constante entre herencia y vanguardia. En este terreno fértil para la disrupción, donde cada puntada busca contar una historia, presenciamos alianzas que no solo visten el cuerpo, sino que desnudan el espíritu de una era. Es aquí donde el verdadero lujo reside: en la audacia de reinterpretar, de cuestionar y, finalmente, de proponer una nueva perspectiva sobre lo que significa el estilo hoy.
La conversación se torna especialmente intrigante cuando gigantes con un legado deportivo imborrable unen fuerzas con firmas emergentes cuya irreverencia es su carta de presentación. La reciente revelación de la segunda entrega colaborativa entre adidas Originals y la dinámica casa Avavav, presentada inicialmente durante el desfile Otoño/Invierno 2025 de esta última en la Semana de la Moda de Milán, es precisamente uno de esos capítulos que exigen un análisis más profundo. Bajo la batuta distintiva de Beate Karlsson, directora creativa de Avavav, esta colección se erige como un inteligente ejercicio de subversión de los códigos deportivos, un manifiesto que juega con la percepción del rendimiento y la estética con una maestría singular. Es una exploración que se adentra en la psique del consumidor moderno, aquel que busca más que funcionalidad: anhela una identidad que resuene con su propia complejidad.

El núcleo de esta propuesta radica en un guiño astuto a la herencia de rendimiento de adidas, inyectándole una dosis del humor irónico y la visión conceptual que caracterizan a Avavav. Esta dualidad cobra vida a través de una campaña visualmente impactante. Por un lado, las fotografías de Lennart Madou capturan la crudeza y la belleza de instantes deportivos congelados en el tiempo: desde la tensión en una cancha de tenis hasta la fluidez del skateboarding. Por otro, una trilogía de cortometrajes eleva la narrativa, presentando a atletas de élite como la campeona de baloncesto Kahleah Copper, el pionero del skate Marcos Montoya y la estrella del tenis Maria Sakkari, ejecutando proezas de habilidad física. El giro maestro llega cuando, tras cada demostración de excelencia, la cámara corta a un modelo intentando y fracasando estrepitosamente replicar dichos actos. Es una crítica sutil, casi una sátira, a la obsesión por la perfección y, quizás, un comentario sobre la naturaleza performativa de la propia moda.

Moviéndose con destreza en la delgada línea que separa el deporte del puro estilo, la colección de indumentaria redefine siluetas insignia de Avavav. Pantalones, tops, sudaderas con capucha, shorts y un chaleco son deconstruidos y resignificados. Las telas deshilachadas, los detalles que simulan un desgaste deliberado y las esculturas textiles exageradas no solo desarman, sino que otorgan un nuevo léxico a las icónicas Tres Franjas de adidas Originals. La selección de accesorios sigue esta misma senda evolutiva, tomando el reconocible sombrero de Avavav y el bolso colaborativo de la primera entrega para llevarlos a un nuevo estadio de experimentación. Este enfoque no busca la aprobación masiva, sino encender una conversación, provocar una reacción en aquel hombre que entiende la moda como una extensión de su intelecto y su actitud rebelde.

Pero es en el calzado donde la audacia de esta colaboración alcanza su cénit. Tras haber actualizado provocadoramente la legendaria silueta Superstar con un accesorio de cuatro dedos en su anterior encuentro, Avavav presenta ahora dos nuevas herramientas para los pies que son, en sí mismas, declaraciones. Las Moonrubber Megaride toman una silueta de running de los años 90 y la transforman en algo casi de otro mundo, con una suela que parece haber sido sumergida en una sustancia lunar ficticia, una burbuja de diseño que encapsula el espíritu innovador. Por su parte, la segunda propuesta deforma la clásica Superstar con una suela y puntera esculpidas que siguen la anatomía del pie humano, resultando en una forma distorsionada pero conscientemente orgánica. Es la materialización de la “alta costura, bajo rendimiento”: un diseño que prioriza el concepto y la forma sobre la funcionalidad deportiva tradicional, invitando a una reflexión sobre el propósito mismo del calzado en el siglo XXI. La colección adidas Originals by Avavav se lanzó globalmente el 22 de mayo, una fecha que marca un nuevo hito en esta sinergia creativa.
