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Del escenario a tu casa: por qué cada vez más personas están rentando auto para ir a festivales

A mitad del calor, el glitter y la euforia, hay una realidad que muchas veces se pasa por alto: llegar y regresar de un festival musical puede ser una experiencia tan caótica como el propio slam frente al escenario principal.

En una era donde la planeación y la experiencia lo son todo, la movilidad se ha transformado en un tema central para quienes buscan vivir los festivales al máximo sin sacrificar comodidad ni estilo.

En México, los festivales se han convertido en peregrinaciones culturales que marcan el calendario emocional de millones. Basta revisar los datos de Statista para saber que en 2024 más de 7.8 millones de personas asistieron a eventos masivos en el país. Pero lo que revela un giro más interesante es que uno de cada tres asistentes vino desde otro estado. Esta cifra no solo habla de la magnitud de los festivales, sino de una necesidad: moverse con libertad.

Cualquiera que haya vivido la experiencia post-festival sabe que la magia se disuelve rápido entre filas interminables, precios abusivos y el cansancio acumulado. Las apps de transporte, tan prácticas en el día a día, colapsan en horarios pico. Las tarifas pueden inflarse hasta un 300% y las vías de salida parecen diseñadas para poner a prueba la paciencia de cualquiera. No es sorpresa que muchos hayan comenzado a mirar hacia otras opciones, especialmente aquellas que combinan independencia, planeación y estilo propio.

La renta de autos ha emergido como una de las respuestas más inteligentes y funcionales para quienes asisten a estos espectáculos. No solo por conveniencia, sino por una razón mucho más profunda: la posibilidad de tomar las riendas del viaje. Poder elegir cuándo salir, dónde parar, qué hotel reservar, y hasta alargar la escapada unos días más, convierte la salida al festival en una experiencia más completa, más tuya.

Según el World Travel & Tourism Council (WTTC), el 36% de los viajes domésticos en México se hacen por carretera. Esto no solo habla del poder de la conectividad terrestre del país, sino de un cambio generacional en la forma de entender el viaje. La Generación Z y los millennials buscan flexibilidad, espontaneidad y momentos instagrameables que no se encuentren en una app de rideshare. Y en esa nueva narrativa del viaje, el volante representa algo más: control, autenticidad y estilo.

Rentar un auto para ir a un festival ya no es solo una solución logística; es parte de la experiencia. Desde la playlist curada con anticipación hasta el roadtrip compartido con amigos, pasando por la elección del hospedaje fuera del ruido y el ritual de regresar sin prisas. En este contexto, marcas como Enterprise Rent-A-Car han sabido leer la necesidad y ofrecer respuestas a la altura. Con opciones económicas desde aproximadamente $1,200 pesos por día con cobertura total, el costo deja de ser una barrera cuando se divide entre cuatro pasajeros. Y sí, también hay algo de sofisticación discreta en llegar a tu ritmo, en salir sin necesidad de hacer filas, y en evitar el tumulto del transporte compartido.

Más allá de la libertad, rentar un auto permite diseñar una estrategia completa para el fin de semana: llegar un día antes, parar en ruta para descubrir lugares inesperados, reservar hospedaje con mejor relación calidad-precio, e incluso extender el viaje uno o dos días. Roly Osuna, Directora de Mercadotecnia de Enterprise Rent-A-Car México, lo resume bien: “Muchos clientes recogen su vehículo un día antes del evento, hacen paradas en ruta, se hospedan fuera de la zona del festival y hasta extienden su viaje para conocer destinos cercanos”.

La movilidad, cuando se elige con inteligencia, se convierte en un acto de autocuidado y estilo. Y en un momento histórico donde el bienestar también se mide en experiencia, la capacidad de elegir cómo vivir tu propio festival es una extensión de tu personalidad.

Porque ya no se trata solo de ver a esa banda que marcó tu adolescencia o descubrir en vivo al DJ que domina tus playlists. Se trata de todo lo que construyes alrededor: el trayecto, las conversaciones, las fotos al borde de la carretera, el café en esa gasolinería perdida que terminó siendo parte del recuerdo. En ese sentido, empresas como Enterprise Rent-A-Car han dejado de ser un mero servicio para convertirse en facilitadores de experiencias.

Hoy, más que nunca, el camino también es parte del festival. Y para quienes entienden que el lujo más grande es el control de su tiempo, rentar un auto no es un gasto extra: es una inversión en libertad.

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