Cuando las temperaturas suben, las máscaras caen. El verano no da tregua, ni en el clima, ni en la forma en que nos mostramos al mundo. Es la temporada donde el cuerpo habla con mayor claridad, donde cada tela sobre la piel cuenta una historia de identidad, deseo y pertenencia. Es ahí donde la moda masculina se enfrenta a su reto más desafiante: despojarse del artificio y mantenerse fiel a lo esencial. En ese contexto de calor, minimalismo y vulnerabilidad corporal, aparece Cooper Koch, no como una figura de Hollywood más, sino como el espejo de una generación que abraza la sensualidad sin perder la fuerza. Y sí, lo hace con algo más que carisma: lo hace con actitud y tejidos que respiran.
La nueva campaña protagonizada por el actor estadounidense reconocido por su estilo intuitivo y una carrera en ascenso que se siente tan auténtica como disruptiva, no necesita grandes decorados ni discursos complicados. Basta un fondo limpio, una cámara honesta (como la de Mert Alas) y prendas que comprenden lo que significa estar cómodo en tu propia piel. Esa es, quizás, la verdadera narrativa de este verano: la ropa como extensión de un cuerpo que no pretende impresionar, sino expresar. En las imágenes vemos a Koch con piezas que forman parte del nuevo repertorio de básicos de Calvin Klein para climas cálidos, combinando elementos esenciales que más allá del logo apelan a la funcionalidad inteligente y a la seducción sin esfuerzo.

Entre los puntos clave de esta propuesta destacan los Baggy Jeans, una reinterpretación contemporánea de la mezclilla clásica. Más sueltos, más frescos y, sobre todo, más humanos. Se sienten diseñados para quienes entienden que el estilo no debe incomodar, sino liberar. Acompañados por una tank top blanca de algodón y una camisa vaquera ligera, estos jeans dejan en claro que no se necesita saturación de diseño para crear un look memorable. El verdadero statement aquí es el equilibrio entre estructura y fluidez. Y Cooper lo encarna sin esfuerzo: el torso ligeramente expuesto, la silueta amplia, pero definida, la mirada que no pide permiso.
Pero si hay una prenda que protagoniza silenciosamente esta narrativa, es la nueva Icon Cotton Stretch, la última innovación en ropa interior masculina desarrollada por Calvin Klein. Aquí, la marca retoma su legado pionero en este terreno para ofrecer una evolución que responde a las necesidades del hombre contemporáneo: una cinturilla sin costuras (Infinity Bond), tejido transpirable y una silueta pensada para moverse con el cuerpo, no contra él. No se trata de hacer “sexy” lo que ya lo es por naturaleza, sino de dotarlo de intención, tecnología y diseño funcional. En pocas palabras: esto no es ropa interior para presumir, es para habitar.

Lo que esta campaña transmite no es únicamente un conjunto de prendas bien pensadas; es una declaración visual sobre cómo se percibe hoy el atractivo masculino. Una sensualidad sin agresión, una presencia que no necesita gritar. El trabajo de Mert Alas lo plasma con una precisión estética impecable: los ángulos, las texturas, la luz que acaricia el cuerpo en lugar de exponerlo. Es la fotografía al servicio de una masculinidad más emocional, más libre, más consciente.


En tiempos donde las marcas compiten por decir más con menos, Calvin Klein opta por regresar a lo básico con intención renovada. Su propuesta no se limita a vender prendas: ofrece una atmósfera, una actitud, un verano que no exige poses sino presencia. Y Cooper Koch, con su mezcla exacta de frescura juvenil y madurez contenida, se convierte en el embajador ideal de ese universo. No es una casualidad, es una elección estratégica que funciona porque habla el mismo lenguaje que su audiencia: claro, directo, honesto.
En este verano, donde todo se siente más intenso, la luz, el sudor, las emociones, vestir bien no se trata de cubrirse, sino de revelar. Mostrar quién eres a través de piezas que acompañen tu ritmo, tu temperatura y tu deseo.
