Diseño imposible hecho realidad: la alquimia entre artesanía legendaria y tecnología punta

Lo que verdaderamente impulsa al hombre no siempre es el destino, sino la manera en la que decide llegar a él.

En un mundo donde el ritmo ha dejado de ser opcional, el movimiento se ha convertido en el lenguaje más honesto del cuerpo. No se trata solo de correr, trepar o danzar; hablamos de la coreografía diaria entre el concreto y la naturaleza, del vaivén entre la rutina y la libertad. Cada paso, aunque repetido, es un símbolo de resistencia, de adaptación, de esa sofisticación que ya no se viste de traje, sino de propósito.

La frontera entre lo funcional y lo estético ya no existe. El hombre contemporáneo no camina separado del arte, de la tecnología o del deseo. Lo cotidiano se ha vuelto escenografía de un performance silencioso, donde el cuerpo, protegido por telas técnicas y sostenido por ingeniería suiza, se atreve a redefinir su propio entorno. Y es aquí, en este cruce entre la aventura y el estilo, donde la colaboración entre una histórica casa de lujo y una firma deportiva alpina cobra todo el sentido del mundo.

Hay prendas que acompañan. Y otras que inspiran. La colección cápsula O/I 2025 desarrolladas en conjunto por LOEWE y On no es un simple ejercicio de diseño colaborativo; es un manifiesto del nuevo movimiento masculino. Con raíces en la exploración al aire libre y la mirada puesta en la ciudad, cada prenda y cada pieza de calzado propone una silueta que responde tanto al cuerpo como al entorno. Aquí, la técnica no es un añadido: es el lenguaje principal.

El rediseño de las Cloudventure 2.0, por ejemplo, no solo mejora una zapatilla pensada para senderos exigentes, sino que la convierte en una extensión estética del paisaje urbano. La mezcla de mallas semitranslúcidas y el icónico anagrama de LOEWE genera un contraste visual que oscila entre la ingeniería y el arte textil. No es coincidencia: en esta pieza hay una intención clara de construir una narrativa entre lo visible y lo táctil, entre lo performativo y lo personal.

El hombre actual necesita moverse. Literal y simbólicamente. Necesita ropa que no lo limite, pero que sí lo defina. La cápsula de ready-to-wear presentada por esta colaboración parte de una premisa simple y poderosa: vestir el cuerpo que actúa, que conquista su espacio desde el movimiento. El Ultra Jacket de tela ripstop, la t-shirt técnica, los shorts, gorras y accesorios, no solo funcionan, acompañan, resisten, se adaptan. La paleta de colores, entre neutros terrosos y acentos vibrantes, refleja esa doble personalidad de quien puede escalar una montaña o dominar el asfalto con la misma confianza.

Y aunque muchas marcas han intentado capturar este espíritu híbrido, pocas lo logran con esta precisión emocional y técnica. LOEWE, desde su renacimiento bajo una visión más cultural y experimental, ha entendido que la moda ya no es solo estilo, sino actitud. Por su parte, On ha elevado el estándar de lo que significa performance en el vestir: sus tecnologías como Cloudtec® y Helion™ no son solo marketing, son estructuras reales que responden al cuerpo como pocas lo hacen.

La campaña visual que acompaña a esta entrega es, por sí sola, una lección de narrativa visual contemporánea. Bajo la dirección de Sam Davis y el lente de George Eyres, la colección se presenta a través de figuras que entienden el movimiento como un arte: desde artistas de nunchaku hasta bailarines y escaladores. El escenario, un paraje montañoso cerca de Barcelona, funciona como contrapunto simbólico del caos urbano. Porque, aunque esta colección está pensada para la ciudad, su alma sigue dialogando con la naturaleza.

Cada imagen, cada toma en movimiento, habla de algo más profundo: el esfuerzo, el intento, el fracaso y el regreso. Y ahí reside el verdadero lujo del hombre moderno en su capacidad de seguir, no por obligación, sino por deseo. En su habilidad para elegir cada paso, cada caída, cada avance como parte de su construcción personal.

En tiempos donde todo parece planificado, medido y contenido, vestir con intención se vuelve un acto de resistencia. Esta colaboración no solo marca una tendencia; traza una posibilidad. La de reconciliar el deseo de moverse con el de verse bien. La de habitar el cuerpo como un territorio que merece respeto, pero también riesgo. Y sobre todo, la de reconocer que no hay contradicción entre lo técnico y lo poético cuando ambos se diseñan con inteligencia.

El hombre NEOMEN lo sabe: su ruta puede ser cualquier calle, cualquier sendero, cualquier escenario. Pero lo importante no es dónde está, sino cómo elige estar. Y para eso, necesita prendas que no solo lo sigan, sino que lo potencien.

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