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Cuando el campo inglés se convierte en pasarela: el estilo dandy según Louis Vuitton

En una época donde la velocidad visual domina cada aspecto de nuestra rutina, detenerse a observar lo esencial la textura de una tela, la caída de un saco, el patrón de un bordado puede parecer un lujo, pero también es un acto de resistencia.

Hay quienes aún creen en el poder del vestuario como manifestación íntima, como lenguaje que viaja entre tiempos, códigos y geografías. Así se siente la nueva propuesta masculina de la casa francesa más icónica: una reinterpretación del estilo campestre británico desde la mirada contemporánea de la moda urbana.

La temporada Spring-Summer 2026 de Louis Vuitton en su Pre-Collection para hombre es mucho más que una línea de prendas: es un encuentro entre la historia sartorial de la campiña inglesa y la sensibilidad moderna de la ciudad global. Pharrell Williams, su director creativo masculino, no está interesado en repetir fórmulas; busca reescribir el vestuario clásico con una narrativa visual que conecta la herencia británica con el savoir-faire parisino. El resultado es un diálogo entre el dandy del campo y el del concreto, unidos por una visión que abraza la diversidad cultural y la innovación textil.

Inspirada en la estética de la nobleza rural, la colección se despliega en dos capítulos: el primero, bajo el cielo gris del campo, explora piezas pensadas para las actividades al aire libre. El segundo, ya dentro de las paredes de las grandes casas inglesas, se convierte en un ritual de sofisticación: una oda al abrigo, al terciopelo y a los interiores tapizados. La dualidad entre exterior e interior se convierte en eje estético, ofreciendo una narrativa que avanza entre temporadas y contextos, sin perder nunca su carácter masculino y elegante.

Uno de los elementos visuales más potentes de esta colección es el nuevo estampado Monogram Surplus, una fusión entre el camuflaje tradicional y el icónico monograma de la maison. Aquí, la idea de “camuflarse” se convierte en metáfora: no se trata de ocultarse, sino de pertenecer. Las prendas con este patrón chaquetas de lona, pantalones técnicos, accesorios utilitarios e incluso equipo de glamping como casas de campaña y sillas se integran al paisaje sin renunciar al lujo. La paleta de colores terrosos y los acabados desgastados evocan un pasado trabajado, casi romántico, que contrasta con la precisión técnica de cada costura.

Lejos de limitarse al textil, esta reinterpretación del camuflaje invade también los accesorios: gorras, mochilas, bolsos cruzados y hasta un baúl para mascotas con estructura de latón. En este juego, el diseño no únicamente revisita códigos funcionales, sino que los convierte en elementos de deseo. Porque sí, incluso una bolsa con forma de tostada puede ser aspiracional cuando tiene detrás una historia bien contada.

¿Puede un dandy ser auténtico fuera del contexto urbano? Esta colección demuestra que sí. Las siluetas amplias, los abrigos cruzados, los chalecos con cuadros Príncipe de Gales y los pantalones de lana virgen con pinzas encuentran nueva vida en la campiña. Sin embargo, lo campestre aquí no se reduce a lo rústico; se filtra en el refinamiento de una cena junto al fuego, en los tejidos cálidos, en la paleta sobria y otoñal. La comodidad no está reñida con la elegancia: chaquetas de punto, pantalones de tweed y conjuntos de seda imprimen una sensación de familiaridad sofisticada.

El segundo capítulo de la colección se adentra en la intimidad de los espacios cerrados, donde la vestimenta deja de ser escudo y se convierte en ornamento. El uso del tartán, el cuero y el jacquard habla de una masculinidad segura, que encuentra placer en la opulencia sin caer en lo ostentoso. Un punto medio entre lo clásico y lo provocador, donde un suéter bordado con pedrería puede coexistir con una parka técnica o una chamarra shearling reinterpretada.

No hay storytelling de moda sin un enfoque holístico, y Louis Vuitton lo entiende bien. Esta colección no se detiene en la ropa: los calzados van desde botas tipo combate hasta mocasines de nobuk, pasando por sneakers con suelas de agarre inspiradas en el senderismo y mules ultraligeros en piel o borrego. Cada par lleva consigo una historia que habla de utilidad, pero también de deseo.

En cuanto a los accesorios, encontramos lentes de sol de líneas gruesas, gorros tejidos, joyería metálica minimalista y cinturones con hebillas inspiradas en los baúles de viaje. Todo cuidadosamente equilibrado entre lo funcional y lo simbólico. En este universo, cada pieza tiene un propósito estético y emocional: vestir al hombre que no teme explorar sus contradicciones.

La colección masculina Pre-Spring 2026 de Louis Vuitton no busca complacer tendencias pasajeras. Lo que propone es más complejo: recuperar el placer de vestirse para uno mismo, con prendas que narran un linaje estético, pero también una sensibilidad moderna.

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