En el mundo actual, donde la velocidad y la inmediatez dictan el ritmo de nuestras vidas, existe un anhelo profundo por volver a conectar con lo esencial.
La moda, más allá de tendencias efímeras, es un reflejo de nuestra propia búsqueda de autenticidad. Es ese espacio donde el pasado y el presente dialogan, donde las experiencias personales se imprimen en cada prenda, y donde el hombre contemporáneo encuentra una forma de expresión que trasciende lo superficial. Así, en un escenario global que exige originalidad y propósito, surge una visión que invita a mirar más allá de la simple apariencia: la moda como una extensión viva de quien la porta.
Hablar de Oasi es hablar de una filosofía que trasciende el concepto de colección. Es un territorio simbólico donde la ropa y la vida se entrelazan, donde cada pieza es testigo de las historias diarias, de los matices y las huellas que deja el tiempo. Inspirada en la visión del fundador Ermenegildo Zegna en 1910, Oasi representa un legado de innovación y respeto por la naturaleza, pero sobre todo, una invitación a vivir la moda desde la autenticidad y la libertad.
El reciente desfile, que fusionó la mansión histórica de Trivero con la arena del desierto y el ambiente vibrante de Dubái, es un claro ejemplo de cómo la moda puede ser un puente entre mundos aparentemente opuestos. Bajo la dirección artística de Alessandro Sartori, la colección cobra vida no solo en la pasarela, sino en la piel de quienes la interpretan. Aquí, la ropa se transforma en una segunda piel, moldeada por el uso, el clima y la personalidad de cada individuo. Las prendas, sometidas a procesos de lavado y arrugamiento, adquieren una textura y un carácter únicos, como si el sol y el viento hubieran dejado en ellas una marca imborrable.
En Oasi, cada prenda es una invitación a explorar la relación entre el cuerpo y el entorno. Las chaquetas ligeras, los blazers desestructurados y las camisas tipo anorak sugieren una masculinidad relajada, elegante y sin ataduras. La frontera entre lo formal y lo casual se difumina, permitiendo que el hombre moderno combine piezas a su antojo, reinterpretando la tradición sartorial desde una perspectiva audaz y personal.
La paleta de colores evoca paisajes naturales: tonos de bianco Oasi, mastice, burro di montagna y corda se mezclan con acentos de olio, cognac y magnolia, creando una atmósfera sofisticada y terrenal. Las texturas, intensamente agradables al tacto, refuerzan la experiencia sensorial: desde la lana/seda/lino Shetland hasta la popelina ultraligera y el cuero tejido, cada material cuenta una historia de innovación y artesanía.
El resultado es una colección que desafía las convenciones, donde la espontaneidad y la individualidad son la norma. Como bien señala Sartori, el proceso creativo es solo el punto de partida: la verdadera transformación ocurre cuando cada hombre hace suya la prenda, adaptándola a su ritmo y a su manera de habitar el mundo.
Detrás de esta visión se encuentra un compromiso inquebrantable con la sostenibilidad y la excelencia. Oasi Zegna, más que un lugar físico, es una declaración de principios: la armonía entre la innovación textil, el respeto por el entorno y la responsabilidad social. La certificación de fibras como Oasi Cashmere y Oasi Lino, 100% trazables a partir de 2024, es solo una muestra del camino hacia un lujo consciente y duradero.
La marca, con más de un siglo de historia, sigue evolucionando bajo el liderazgo de la familia Zegna y la dirección de Alessandro Sartori. Su propuesta: una moda masculina que desafía la rigidez del pasado, fusionando la practicidad y el pragmatismo con una elegancia rebelde y contemporánea. Aquí, la sofisticación no es sinónimo de rigidez, sino de una actitud que abraza el cambio y celebra la individualidad.
La moda masculina encuentra aquí un nuevo terreno, donde cada prenda es una extensión de la experiencia, una memoria viva de los días y las noches, de los desafíos y las conquistas. El hombre que elige Oasi no busca aprobación; busca dejar una marca, no en los demás, sino en su propio camino.
