Cherokee 2026: volver a salir de la ciudad (y regresar con más historias)

La aventura no necesita permiso; necesita alcance. Entre el tráfico de la CDMX, la agenda que nunca afloja y esa necesidad de aire frío en la cara, el deseo no es de escapar, sino de elegir mejor el vehículo que acompaña el ritmo.

El nuevo Cherokee 2026 entiende ese código: diseño limpio y robusto, eficiencia real y tecnología que se siente presente sin gritar. El resultado es un SUV mediano híbrido que afila el instinto de explorar sin sacrificar estilo ni control.

La receta es directa: motor turbo de 1.6 litros apoyado por dos motores eléctricos y una batería compacta para un total de 210 hp y 230 lb-pie. El foco no es presumir cifras, sino ir más lejos con menos: consumo estimado de 15 km/l (≈37 mpg) y más de 800 km por tanque. Traducido a la vida real: menos paradas, más kilómetros aprovechables, más fines de semana que empiezan en carretera y terminan en una mesa con vista a la sierra. Esta configuración inaugura en Norteamérica un nuevo escalón en la estrategia multienergía de Stellantis.

El perfil cuadrado vuelve con autoridad: proporciones más erguidas, hombros marcados y una firma luminosa nítida que evita el exceso decorativo. Es un lenguaje visual que no pide explicaciones: más largo, más alto y más ancho que su antecesor, con 30% más capacidad de carga. El mensaje es práctico: sí, entra ese maletón, la hielera y el tripié. Y cuando bajes la cámara, la silueta sigue viéndose afilada.

Tracción 4×4 de serie con desconexión del eje trasero cuando no se necesita, Selec-Terrain con modos Auto, Sport, Snow y Sand/Mud, 8 pulgadas de despeje y ángulos que no son promesa vacía: ataque de 19.6° y salida de 29.4°. Para rematar, capacidad de remolque de 3,500 lb, la mejor de su clase. ¿La traducción estética? Un SUV que no le teme a la terracería ni a la lluvia, pero que tampoco desentona cuando llegas al restaurante con valet.

Adentro, el equilibrio entre lujo sobrio y función: pantalla de 12.3″ con Uconnect 5, clúster digital de 10.25″, Apple CarPlay y Android Auto inalámbricos, y una suite de más de 140 asistencias. Lo clave: Active Driving Assist (nivel 2) con control de crucero adaptativo, dirección asistida y monitoreo de carril; asistencia real en tráfico pesado o traslados largos, sin perder el mando. Es la clase de tecnología que baja pulsaciones y sube la concentración.

El interior entiende la logística de un día largo: selector rotativo de cambios que libera espacios, compartimientos útiles y materiales de tacto agradable sin caer en lo ostentoso. La sensación es de “equipo listo”: fácil guardar una chamarra técnica, un par de botas y la cámara con un lente adicional sin que todo parezca improvisado. El aumento de 30% en volumen de carga no es marketing; cambia la manera en que planeas el fin de semana.

En tiempos de discursos, el dato concreto tiene otro peso: se produce en la planta de Toluca, México, con llegada a pisos de venta a finales de 2025 (inician Limited y Overland) y el resto de versiones a principios de 2026. Un movimiento táctico que agrega cercanía a un SUV pensado para mercados exigentes.

La marca aparece lo justo: diseño icónico, eficiencia híbrida y capacidad 4×4 sostenida por ingeniería. No es ruido; es criterio. Para quienes viven entre juntas, sets y escapadas, el Cherokee 2026 funciona como herramienta y como declaración estética: limpio, masculino, útil. Jeep no intenta ser alguien más; depura su ADN y lo pone a trabajar. Y Stellantis sube el volumen a su plataforma STLA Large, lista para un presente multi-energía.

La aventura dejó de ser una postal y se volvió rutina: salir temprano, buscar silencio en carretera, regresar con mejores ideas. En ese mapa, un SUV mediano híbrido que rinde, protege y se ve sólido no es capricho: es estrategia.

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