Viñetta: pizza napolitana, vino y amistad bien servida en la Roma

En la Roma Norte hay lugares que no buscan aplausos y aun así los reciben. Sitios donde el tiempo baja la guardia y la conversación manda.

Entre calles arboladas, ruido amable y esa luz de barrio que favorece las sobremesas, aparece un espacio pensado para lo esencial: comer bien, beber mejor y recordar por qué reunirse con amigos sigue siendo una de las pocas victorias incuestionables de la vida urbana.

Hablar de pizza napolitana es hablar de técnica, paciencia y fuego. En Viñetta la masa es la columna vertebral: fermentación natural con “viga”, un prefermento de 72 horas que desarrolla ligereza y un sabor profundo que no compite con los ingredientes, los eleva. El resultado es una base flexible al centro, aireada en el borde, que aguanta salsa y mozzarella sin volverse un pañuelo. Aquí la tradición no es un obstáculo, es el vehículo. Se respeta el canon de la pizza napolitana sin rigidez dogmática, con un enfoque contemporáneo que permite jugar con productos de temporada, vegetales bien tratados, embutidos honestos y combinaciones que no gritan, conversan.

La carta diseñada por el chef Rafael Prado destila oficio. Su trayectoria en cocinas como Merotoro, Mia Domenicca, Castizo y Barolo se traduce en platos directos, bien ejecutados, sin ornamento innecesario. Su perfeccionismo no asfixia; más bien se siente en detalles casi obsesivos: el punto de la salsa, la textura de la masa, el brillo de una burrata, la cantidad exacta de burbujas en la mozzarella fundida. Hay entradas que invitan al centro de mesa y algunos guiños regionales italianos para romper la rutina de pedir “solo pizza”. Todo con una consigna clara: comer bien no tiene que ser complicado.

El alma de Viñetta también está en la barra. La carta de vinos curada por Ulises Reyes funciona como un mapa posible, no como una lista de mandatos. Hay vinos naturales a buen precio, etiquetas clásicas para quienes quieren terreno familiar y opciones por copa que invitan al descubrimiento sin comprometer la quincena. La idea es simple: un wine bar donde el maridaje no sea un examen, sino una conversación. Una bianca con verduras de estación al lado de un tinto ligero; una marinara impecable con un blanco mineral; una roja de carácter con un naranjo amable. La bebida acompaña la comida y el ritmo de la mesa, no al revés.

El diseño no intenta impresionar, impresiona por no intentarlo. Viñetta se siente cálido, aterrizado, con esa mezcla precisa de barrio y cuidado en los detalles que evita la pretensión. La música suena como un playlist hecho para conversar, no para imponerse. Puedes llegar por una copa y una rebanada al final del día, o terminar en una cena larga con amigos entre varias pizzas al centro, ensaladas generosas y uno que otro clásico de coctelería. La mesa se mueve sola: se comparte, se ríe, se abre otra botella. Es el tipo de lugar que la Roma Norte agradece, porque entiende su energía: desayuno tardío de sábado, cena espontánea entre semana o sobremesa de domingo sin culpa. Restaurante de barrio con oficio, hospitalidad de la que no necesita slogans.

Viñetta nació junto a Barolo más por oportunidad que por cálculo, como suelen nacer las ideas que terminan funcionando. Un local que se libera y, con él, la posibilidad de concretar un proyecto que Federico y Tatiana venían imaginando: una “hermana menor” de Barolo, más accesible y casual, igual de memorable. El nombre guarda una historia personal: “Viñetta” condensa la doble “t” de Tatiana y la “ñ” de Treviño, el apellido de Federico. Arriesgado, cercano, con esa intimidad que recuerda momentos breves que se quedan grabados. Esa misma lógica guía la experiencia: calidad sin rigidez, calidez sin exceso de confianza, vino con criterio, pizza napolitana bien hecha y un equipo que prioriza la hospitalidad por encima del efectismo.

Hay una masculinidad que no necesita explicarse: se manifiesta en la forma de estar a la mesa, de escuchar, de brindar, de compartir el último triángulo sin teatralidad. En Viñetta, la pizza napolitana y el vino por copa se convierten en pretexto para ese tipo de encuentro. Un grupo que aterriza después del gimnasio, dos amigos que se ponen al corriente, una cita que se vuelve plan y un plan que se vuelve ritual. La cocina precisa, los vinos bien elegidos y un servicio que entiende tiempos humanos permiten que la conversación sea la protagonista. Porque al final, un gran lugar no es el que te silencia; es el que te escucha y acompaña.

Dirección: Orizaba 203, Roma Norte
IG: @vinetta.pizzaevino

La Roma sigue pariendo espacios que hacen las cosas con cabeza fría y corazón caliente. Viñetta apuesta por lo esencial: masa con carácter, vinos con criterio y hospitalidad que suma.

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