El invierno siempre ha sido una temporada que invita a la contemplación. No es solamente el frío lo que cala, sino la forma en que nos obliga a redescubrir nuestro propio ritmo.
En medio del ruido digital y la inmediatez de las tendencias, hay propuestas que prefieren tomarse un respiro y dialogar con lo esencial: el tiempo, la textura, la memoria. Esa es la premisa con la que una de las firmas más influyentes del lujo contemporáneo regresa esta temporada, con una visión que mezcla técnica, estética y una narrativa cargada de simbolismo cinematográfico.
La colección Winter Capsule se presenta como un relato visual construido sobre la idea de un soundstage de Hollywood. Ese espacio ficticio, pensado como si perteneciera a unos imaginarios AMIRI Studios, es donde se cruzan la perfección técnica con la evocación de un romance eterno con Los Ángeles. La escenografía no es mero fondo; es un espejo del poder de la moda para contar historias que van más allá de lo que se lleva puesto.
El resultado no es solo un vestuario invernal, sino una propuesta estética que habla de disciplina en el diseño, sensibilidad hacia las texturas y una reivindicación de los códigos que la marca ha construido en su corta pero contundente trayectoria.

En esta edición, la silueta se vuelve protagonista. Los down jackets se erigen como piezas escultóricas, con relleno técnico y acabados que reflejan el sello de la casa. El detalle importa: la iconografía se cuela en cada puntada, recordando que no se trata de abrigos funcionales, sino de objetos de diseño pensados para resistir tanto el invierno real como el de los escenarios urbanos.
Los colores profundos rojo, negro y marrón conviven con un camuflaje reinterpretado, confirmando que la estética militar puede transformarse en lujo cuando se aborda con precisión y creatividad. Aquí no hay concesiones fáciles; cada prenda responde a una visión de sofisticación que desafía lo convencional.


El MA Quad Monogram regresa como micro-jacquard, mientras que el célebre Bones appliqué aparece en las mangas, dialogando con un logotipo bordado en cursiva. Estos códigos son más que ornamentos: representan una gramática propia que la firma ha consolidado con paciencia, sin saturar ni caer en la sobreexposición.
En esta entrega, el discurso también se expande al womenswear con nuevas siluetas recortadas y capuchas desmontables con forro de piel sintética. Lo interesante es cómo estos elementos encuentran eco en las versiones masculinas, especialmente en la iteración de camuflaje, mostrando un equilibrio entre lo arquitectónico y lo práctico.

El fleece, un material históricamente asociado con lo casual, se transforma en un vehículo de sofisticación. La firma lo reinterpreta con composiciones de camuflaje y una sensibilidad táctil que refuerza la idea de que el lujo contemporáneo no depende de los materiales exóticos, sino de la forma en que se manipulan los tejidos para darles un nuevo propósito.
La narrativa se completa con accesorios bufandas de lana, gorros y guantes acanalados que evocan el imaginario de un invierno alpino, pero visto desde la perspectiva de la Costa Oeste. Un juego de contrastes que permite entender el lujo como un estado mental más que como una simple categoría de producto.






Lo interesante de esta Winter Capsule no es únicamente su estética, sino la manera en que nos invita a cuestionar lo que entendemos por vestirse en invierno. En lugar de uniformar, la propuesta sugiere un camino alternativo: mirar a Los Ángeles, a sus estudios ficticios y a sus narrativas infinitas, para reinterpretar la temporada más dura del año como un escenario de posibilidades.
