Hay una línea delgada entre el recuerdo y el olvido. En México, esa línea se borra cada noviembre con cempasúchil y copal.
No es un ritual de tristeza; es una celebración estridente, una forma de decirle a la muerte que la memoria tiene más poder. Es un acto de rebeldía que afirma que aquellos que se fueron siguen definiendo quiénes somos. En una era de lo efímero, donde todo es pasajero y la permanencia parece un lujo obsoleto, ¿cómo se materializa esa herencia? ¿Cómo llevamos ese legado más allá de la ofrenda, integrándolo con carácter a nuestro día a día?
Es inevitable. Cuando una tradición posee tanta fuerza visual y emocional como el Día de Muertos, atrae miradas. El mercado global intenta capturar su esencia, a menudo fallando y cayendo en la caricatura o en la apropiación vacía. Sin embargo, existe un espacio distinto: el del homenaje genuino. La diferencia radica en la ejecución y el respeto. No se trata de disfrazar un producto, sino de entender el simbolismo. Se trata de trasladar la iconografía de la calavera y el color, no como un adorno de temporada, sino como un emblema de vida. Es un reto de diseño que pocas firmas logran navegar con dignidad, buscando integrar el arte popular mexicano en un contexto contemporáneo.
Aquí es donde la relojería, el arte de medir lo efímero, encuentra un punto de conexión fascinante. Un reloj no solo mide el presente; se convierte en legado. Es el objeto que pasa de padres a hijos. En este contexto, la nueva Colección Cápsula Día de los Muertos de GUESS Watches busca precisamente eso: ser un vehículo para la memoria. Lejos de ser un simple accesorio de temporada, la propuesta de la firma es un ejercicio de diseño que fusiona moda y tradición. “El Día de los Muertos es un símbolo de orgullo para México”, comenta Brett Gibson, Presidente & Chief Commercial Officer de la marca, “nos emociona rendir homenaje a esta tradición”. Esa intención de transformar la herencia en presente es el pilar de la colección.
La colección no teme ser audaz, reflejando el espíritu vibrante de la celebración sin sacrificar la masculinidad. Encontramos piezas que exigen atención. Destaca un modelo de 44 mm con caja negra, una declaración de carácter que presenta una carátula multifunción dominada por el motivo de la calavera. No es un detalle tímido; es el centro de la pieza, complementado por una correa con acentos en azul que evocan la vitalidad del recuerdo. Para un perfil que busca una elegancia más estructurada, la opción en acero plateado es contundente. El brazalete y la caja presentan grabados inspirados en la iconografía tradicional, mientras la carátula negra y los destellos de cristales ofrecen un balance entre la relojería moderna y el simbolismo histórico. Son piezas que no piden permiso, diseñadas para el hombre que entiende que el estilo también es una forma de narrativa personal.
Si bien la colección incluye interpretaciones femeninas, como un reloj en tono oro rosa con brazalete de malla, el verdadero peso recae en la dualidad de la fuerza y la memoria. Estas no son piezas para guardar en un cajón; son artefactos de uso diario que cargan con un simbolismo profundo. GUESS Watches logra equilibrar el brillo y la fiesta de la celebración con la sobriedad que exige un accesorio masculino de uso diario. Es un recordatorio portátil de que la vida se celebra con intensidad, honrando a quienes nos inspiraron y forjaron nuestro camino.
Al final, el tiempo es el único lujo verdadero que poseemos. Y la muerte, la única certeza. Celebrar la vida de quienes nos precedieron no es un acto de nostalgia; es un acto de poder. Es la afirmación de que nuestro legado importa. Llevar un símbolo de esa celebración en la muñeca, el lugar donde medimos nuestro propio pulso, es un gesto potente.
