Francisco Diego es un joven escultor mexicano que ha llamado la atención por sus obras llenas de vida, emoción y personalidad. Sus esculturas se caracterizan por tener formas orgánicas, texturas variadas y colores oscuros que contrastan con el entorno.
¿Qué es lo que nos hace humanos? ¿Qué es lo que nos define como individuos y como sociedad? ¿Qué es lo que nos mueve, nos emociona y nos conmueve? Estas son algunas de las preguntas que Francisco Diego, un joven escultor mexicano, intenta responder con sus obras. Sus esculturas se caracterizan por tener formas orgánicas, texturas variadas y colores oscuros que contrastan con el entorno. El artista nos muestra su pasión, su creatividad y su personalidad a través de sus obras, que son una invitación a explorar nuestra esencia, nuestra contradicción y nuestra naturalidad radical.
01. De la joyería a la escultura
Francisco Diego nos cuenta cómo se inició en la escultura a partir de la joyería, y cómo fue descubriendo lo que quería expresar con sus obras. Nos describe su estilo como naive y expresionista, y su técnica como vaciados en bronce con un acabado de óxido negro. También nos habla de la importancia de la memoria, el subconsciente y la psicología en sus obras, y de cómo juega con la contradicción humana y la naturalidad radical.
“Fue a partir del estudio de la joyería que me empecé a dar cuenta que lo que hacía se parecía más a una escultura que a un objeto, por la impresión y el trasfondo personal”.
“Me gusta que todos estos trazos se vean. Muchos por una mano y terminar sorprendido por el resultado final”, nos explica.
02. Textura, trazo y contradicción humana
Además de la textura y el trazo, otro elemento clave en su obra es la contradicción humana. Francisco Diego nos explica cómo la plasma en su narrativa personal, mostrando dos cosas que no conviven en la cotidianidad. También nos cuenta qué tipo de sensaciones busca provocar en el espectador con sus obras, y cómo quiere que sean una compañía de su ser interior.
“Me gusta o más bien de todo el arte, lo que más aprecio es esas expresiones que demuestran algo y que le puedes ver un lado muy oscuro y otro lado súper brillante donde no estás totalmente definido por la expresión, sino que te deja a ti como espectador”, nos dice.
“Al final, si es una obra pública, me gusta que sea esa esencia de todas las personas que lo ven. O bien, si fuera una obra privada, representar la esencia de la persona a la que le pertenece.”, nos comparte.
03. Dulce bilis y Sultano de Nudos
Francisco Diego nos habla de dos de sus series más emblemáticas: Dulce Bilis y Sultano de Nudos. La primera es una serie de esculturas que representan momentos de introspección, cuestionamiento y contradicción que definen nuestra esencia. La segunda es una serie de personajes alargados que simbolizan la persona o el ser que nos acompaña en momentos de pérdida o duelo.
“Dulce Bilis es este conjunto de palabras que yo creo que le puse hacia los momentos que definen tu esencia”, nos cuenta.
“Sultano de Nudos es una palabra que no existe, resulta de la mezcla de la palabra sultán, que es una persona muy importante, con mucho poder, y un zutano, apelando al concepto de “mengano”, “perengano” … puede ser quien sea. Y de nudos, como si fuera esa persona quien sea muy importante, capaz de desamarrar un nudo en la garganta en algún momento”, nos explica.
04. Rupturas, impacto y futuro
Francisco Diego nos habla de cómo cuestiona y rompe con las normas y los estándares de lo que se considera normal o aceptable en el ámbito artístico, y cómo se expresa con libertad y autenticidad. Nos dice que el arte es lo que cada quien quiera hacer y que no hay que encasillarse en seguir haciendo lo mismo. También nos comparte cómo evalúa el impacto o la trascendencia de su obra en la sociedad y en el mundo del arte, y cómo no es tan consciente de la importancia de lo que está haciendo para el futuro. Por último, nos comparte sus retos o proyectos para el futuro como escultor, y cómo quiere hacer esculturas más grandes que puedan ser vistas y compartidas por más personas.
“Creo que el arte es eso provocador y cuestiona cuando hay ese tipo de críticas, también me gusta mucho, digo obvio. ¿También es muy apreciado quien se enamora de la pieza y la quieren tener en su espacio, pero también es muy válido cuando escuchas lo contrario?”, nos confiesa.
“Para mí yo te diría, es algo con lo que volvió para atrás y entiendo que va teniendo cierta repercusión. Pero en el instante presente no soy tan consciente de la importancia de lo que estoy haciendo para el futuro”, reflexiona.
“Ahorita hay proyectos padres y que están en proceso, pero me encantaría ir haciendo esculturas más grandes que puedan ir siendo vistas y compartidas para más llegando incluso a más espacios públicos”, nos adelanta.