En una era donde el pulso de la realidad a menudo resuena con una crudeza desorientadora, existe un anhelo latente por narrativas que trasciendan lo tangible, que nos inviten a contemplar el mundo desde fisuras de asombro y posibilidad.
La moda, en su expresión más elevada, se convierte en ese vehículo, un lenguaje que articula no solo quiénes somos, sino quiénes aspiramos a ser, tejiendo puentes entre lo pragmático del día a día y la inmensidad de nuestros paisajes internos. Es en esta encrucijada donde ciertas visiones creativas logran capturar el espíritu de una época, proponiendo no una evasión, sino una reinterpretación audaz de nuestro entorno.
La reciente presentación de la colección Otoño/Invierno 2025, bajo el enigmático título “Ficciones de la realidad”, nos sumerge precisamente en este diálogo. Originalmente desvelada en el frenesí de la Semana de la Moda de Nueva York, en el imponente escenario de 180 Maiden Lane, esta propuesta ahora aterriza en la Ciudad de México a través de un Re-See exclusivo. Este acercamiento íntimo permite a la prensa nacional y a los aliados creativos una inmersión profunda en el universo que Patricio Campillo, la mente detrás de la firma, ha meticulosamente construido. Es una oportunidad para palpar las texturas, entender los volúmenes y, sobre todo, conectar con la inspiración que nutre cada costura, más allá del efímero instante de la pasarela.



El génesis de “Ficciones de la realidad” se ancla en la memoria, en esos destellos personales del diseñador que, como en un ejercicio de asociación libre, se materializan en detalles de una sutileza evocadora. Un ejemplo palpable son las diminutas flores de café, transformadas en botones que adornan múltiples piezas, un guiño nostálgico a una infancia transcurrida entre cafetales. Esta alquimia, que fusiona lo cotidiano con lo extraordinario, no es casual; resuena con las complejidades sociales, políticas y culturales de América Latina, extrayendo de un crisol de tradiciones y creencias para articular un comentario social a través de elementos con un halo sobrenatural. La colección se convierte así en un tapiz donde el realismo mágico mexicano, ese género que difumina las fronteras entre lo tangible y lo onírico, encuentra una nueva voz.

La influencia de la pintora surrealista Remedios Varo es una brújula fundamental en esta travesía estética. Su capacidad para imbuir lo cotidiano de una fantasía palpable inspiró a CAMPILLO a concebir atuendos de una complejidad técnica notable, donde la fantasía no es un adorno, sino parte intrínseca de la vida diaria. Esto se traduce en una experimentación audaz con técnicas que resultan en volúmenes inesperados, texturas que invitan al tacto y una intrincada estructural que desafía lo convencional. La sastrería, ese pilar del guardarropa masculino, se ve imbuida de esta visión, expandiendo sus horizontes sin perder su esencia.





Al integrar la sastrería clásica del charro mexicano como punto de partida, la firma CAMPILLO no solo rinde homenaje a una herencia cultural rica y visualmente potente, sino que la utiliza como cimiento para edificar una gama más amplia de siluetas estructuradas. Estas siluetas juegan con una maestría calculada en los límites entre lo tradicionalmente masculino y lo femenino, proponiendo una masculinidad contemporánea, segura de sí misma y abierta a la exploración. No se trata de una simple androginia, sino de una fluidez que enriquece, que suma matices a la identidad masculina sin despojarla de su fuerza inherente. La marca, semifinalista del prestigioso LVMH Prize, reafirma así su compromiso por redefinir la moda masculina, fusionando la herencia mexicana con una perspectiva contemporánea profundamente personal y principios de sostenibilidad que resuenan con una audiencia consciente.

La visión de CAMPILLO se nutre de tres pilares distintivos: la cultura charra, la arquitectura modernista mexicana y un “minimalismo prehispánico” que evoca una elegancia ancestral y depurada. Es esta amalgama la que permite que sus creaciones encapsulen el espíritu de México, no como una postal folclórica, sino como una fuerza viva y en constante evolución, que dialoga con la estética del diseño moderno global. El resultado es una propuesta que se siente auténtica, con un lujo que radica en la historia contada, en la calidad de la confección y en la audacia de su concepto.

