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Llevas a tu cómplice a la oficina, ¿pero conoces los riesgos ocultos?

En las últimas décadas, las reglas no escritas del mundo corporativo han comenzado a ceder ante los cambios de generación, de hábitos y de conciencia.

Lo que antes se consideraba poco profesional hoy se integra, con elegancia y estrategia, en las oficinas del siglo XXI. Desde la flexibilidad laboral hasta el diseño de espacios más humanos, el entorno de trabajo ha evolucionado. En este escenario, uno de los cambios más revolucionarios y encantadores es ver a perros caminando entre escritorios, gatos durmiendo junto a monitores o periquitos acompañando videollamadas. Las oficinas pet friendly no son una moda, son una manifestación de una nueva cultura laboral que pone el bienestar emocional en el centro.

Y vaya que tiene sentido: según un estudio de Harvard Business Review, los espacios de trabajo que permiten la presencia de mascotas reportan niveles más altos de compromiso emocional entre sus colaboradores. El simple hecho de acariciar a un perro durante una jornada tensa puede reducir el cortisol, mejorar el estado de ánimo y fomentar un clima de colaboración genuina. No es solo una cuestión de ternura: es una decisión estratégica que habla del futuro del liderazgo corporativo y del rediseño del bienestar.

Pero como todo en la vida, hay un lado B que no puede ni debe ignorarse. Porque así como una mascota puede traer calma, también puede convertirse sin que nadie lo note en un portador silencioso de enfermedades que afectan tanto a humanos como a otros animales. Un perro que no ha sido correctamente desparasitado, por ejemplo, podría ser el detonador de brotes de enfermedades zoonóticas dentro del mismo espacio de trabajo. No se trata de alarmismo, sino de asumir con madurez una responsabilidad que va más allá del afecto.

Según los expertos de MSD Salud Animal en México, antes de llevar a una mascota a la oficina es indispensable contar con un esquema completo de desparasitación interna y externa, además de mantener al día su calendario de vacunación. En palabras de Alejandro Sánchez, Gerente Técnico de la Unidad de Animales de Compañía: “La salud de nuestras mascotas impacta directamente en la salud de las personas que conviven con ellas. La prevención comienza con una visita regular al Médico Veterinario y un plan integral de cuidado”.

La lista es más común de lo que imaginas. Por un lado, están las lombrices intestinales y tenias, parásitos que se alojan en el intestino delgado y que pueden transmitirse a los humanos a través de contacto con heces o superficies contaminadas. No es raro que provoquen síntomas gastrointestinales, fatiga crónica y, en casos extremos, daños hepáticos o neurológicos. Por otro lado, está el clásico enemigo: las pulgas y garrapatas. Más allá de la incomodidad o la comezón, estos diminutos invasores son vectores de enfermedades peligrosas como la enfermedad de Lyme o la ehrlichiosis, afecciones que pueden comprometer seriamente la salud si no se detectan a tiempo.

Además, existen parásitos menos conocidos, pero igual de dañinos, como los ácaros, la chinche besucona (transmisora de la enfermedad de Chagas) o el gusano del corazón. En todos estos casos, un solo descuido podría traducirse en consecuencias para toda la oficina. MSD Salud Animal, como líder en el desarrollo de soluciones veterinarias, ha impulsado tratamientos innovadores que protegen a las mascotas frente a este tipo de riesgos, alineándose con el enfoque “One Health”, que busca equilibrar la salud humana, animal y ambiental. El objetivo no es solo cuidar a tu perro, sino también preservar el ecosistema que compartimos todos los días, desde el hogar hasta la oficina.

En un mundo donde los códigos de la masculinidad se reescriben todos los días, asumir con elegancia y responsabilidad el cuidado de tu mascota es también una forma de liderazgo. Porque no basta con presumir a tu perro en Instagram o llevarlo con collar de diseñador; se trata de comprender que su salud y la tuya están interconectadas. Llevar a tu mascota a trabajar no debe ser un acto impulsivo o caprichoso, sino una extensión consciente de una nueva forma de vivir y de relacionarte con tu entorno.

El hombre contemporáneo no es ajeno a estos cambios. Al contrario: los abraza con visión crítica y con sensibilidad. Por eso, adoptar una cultura pet friendly debe venir acompañada de una ética impecable. No es solo por la imagen. Es por el respeto al otro, por la salud colectiva y por la coherencia entre lo que decimos y lo que hacemos. En el marco del Día Mundial de Llevar a Tu Mascota al Trabajo, que se celebra cada 21 de junio, es fundamental que las empresas y los colaboradores comprendan que un ambiente pet friendly debe ser también un espacio de prevención, cuidado y respeto. Las emociones que compartimos con nuestras mascotas pueden ser inmensamente positivas, pero solo si garantizamos que estén sanas, protegidas y bien cuidadas.

Así como elegimos cuidadosamente nuestro atuendo para una reunión importante o seleccionamos con atención la loción que usaremos ese día, preparar a nuestras mascotas para entrar a la oficina debería ser parte de esa misma rutina de sofisticación y responsabilidad.

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