En la moda masculina contemporánea, la elegancia ha dejado de ser un concepto rígido y distante para convertirse en una conversación viva entre generaciones.
Hoy, más que nunca, el guardarropa de un hombre es mucho más que una suma de prendas: es una narrativa personal, un archivo de experiencias y, sobre todo, una extensión de su historia familiar. Cada pieza, cada textura, cada corte evoca memorias, deseos y aspiraciones que trascienden el tiempo. En un mundo donde lo efímero parece dominar, la búsqueda de lo esencial y atemporal se vuelve una declaración de identidad, un acto de rebeldía ante la fugacidad de las tendencias.
La colección Pre-Spring 2026 de Ferragamo, bajo la dirección de Maximilian Davis, se sumerge en este diálogo intergeneracional con una visión audaz. Davis toma como punto de partida la herencia sentimental de las prendas italianas, esas que pasan de mano en mano y que, en cada transición, adquieren un nuevo significado. El diseñador explora la esencia de la familia y el valor de lo heredado, pero lo hace desde una perspectiva contemporánea, refinando cada elemento hasta lograr una síntesis perfecta entre nostalgia y modernidad. Así, vemos cómo el encaje delicado de los años 20 se reinventa en el vestuario diario, mientras que la silueta envolvente de mediados del siglo XX se transforma en un abrigo de cashmere de doble faz, capaz de desafiar cualquier expectativa sobre lo que debe ser la ropa masculina actual.
En cada detalle, la colección revela un profundo respeto por el pasado, pero sin caer en la nostalgia vacía. El glamour de los años 80 se insinúa en boleros de shearling, y la sastrería tradicional se deconstruye o se reinterpreta en tejidos de punto, dotando a las prendas de una ligereza inesperada. Las siluetas tipo pijama, confeccionadas en monogramas de algodón con seda, desafían los códigos convencionales de la masculinidad sin perder un ápice de sofisticación. Las chamarras de cuero, con su grano envejecido y su apariencia antigua, evocan historias de aventuras y viajes, mientras que los estampados y drapeados distorsionan patrones para ofrecer una visión fresca y etérea del exotismo.
El calzado y la marroquinería, pilares fundamentales del legado de Ferragamo, adquieren un protagonismo indiscutible en esta propuesta. Los Tramezza Oxfords masculinos, con textura de cocodrilo grabada y acabados brillantes, son un guiño a la artesanía meticulosa que ha definido a la casa desde sus orígenes. Un zapato de los años 30, diseñado por el propio Salvatore, se reinterpreta en una zapatilla de macramé con tacón fino, mientras que un modelo con hebilla de 1968 renace con detalles en cuero contrastante y el icónico Gancini. Los botines en charol negro y pelo de potro estampado en cebra, junto con mocasines de anguila y sandalias de cuña dorada, demuestran que la audacia y la elegancia no son excluyentes, sino complementarias.
En el universo de los accesorios, la colección apuesta por la funcionalidad sin sacrificar el lujo. El bolso tote multifuncional en piel de anguila color caramelo, con cierre dorado de Gancini, y el bucket bag inspirado en los años noventa, revelan una atención al detalle que va más allá de lo superficial. La silueta Soft Hug, con su asa tejida a mano en piel, y los bolsos tote tejidos en cuero que imitan la paja vienesa, celebran la artesanía como un valor esencial. Para el hombre moderno, los bolsos tote de lona lavada y los de hombro con acabado tipo cocodrilo, decorados con un logotipo reinterpretado por Lucio Venna, son símbolos de una masculinidad sofisticada y sin concesiones.
La propuesta de Ferragamo para Pre-Spring 2026 no es solo una colección de prendas y accesorios; es una invitación a reconsiderar el significado de la herencia y la autenticidad en la moda masculina. Davis logra conectar pasado y presente en una suerte de diálogo silencioso, donde cada pieza cuenta una historia y cada detalle es un guiño a quienes entienden que la verdadera elegancia reside en lo esencial, en lo que perdura y trasciende.
