El 26 de julio de 1978, durante el desfile conmemorativo del aniversario de la Revolución Cubana, participaron en el desfile alrededor de 30 homosexuales, que afirmaban ser miembros del Frente Mexicano de Liberación Gay. Un grupo de jóvenes con obstinadas esperanzas de cambiar el mundo y acabar con los abusos que enfrentan los homosexuales abandonó “El Ángel de la Independencia” y caminó por la calle Lerma, que fue desviada por la policía, para no embarcarse en la Avenida Paseo de la Reforma.
Entre el desafío y la adrenalina, carteles y consignas como “¡No a la libertad sexual, no a la libertad política!” y “¡No a la libertad sexual, no a la liberación social!” Los participantes progresaron a dar paso a un nuevo capítulo de la vida pública de nuestro país y la lucha por el reconocimiento de los derechos de las personas lesbianas, gays, bisexuales, transgénero, travestis, transgénero e intersexuales (LGBT+).
¿Por qué el Movimiento de Diversidad Sexual y de Género reclama sus derechos con orgullo?
El orgullo es un proyecto político dirigido a combatir las percepciones negativas de los homosexuales y las personas transgénero; es decir, enfrentar los prejuicios que los consideran patológicos, anormales, inmorales y anormales. La principal estrategia del proyecto es esclarecer la existencia de personas LGBT + con orgullo y dignidad, que es condenada, estigmatizada y satanizada. Es esta estrategia la que intenta derrocar fundamentalmente la idea de demonización y acabar con ellos.
La caja de resonancia principal del discurso del orgullo es una serie de conflictos que tuvieron lugar en Nueva York a fines de la década de 1960, caracterizados por la resistencia de homosexuales, lesbianas y travestis a la violencia y la represión policial. Estos incidentes se denominaron disturbios de Stonewall y representaron un punto de inflexión en el movimiento de liberación gay. Sin embargo, los antecedentes históricos, sociales y políticos de cada país le dan a la lucha política por la diversidad sexual su propia narrativa. Por ejemplo, en México, la homosexualidad apareció por primera vez a los ojos de los medios públicos en 1901, cuando la gente se preocupó por encontrar a 41 hombres homosexuales en una casa en la Ciudad de México.
La mitad de los participantes vestían prendas consideradas típicas de la cultura femenina. Se dice que entre ellos se encontraba el yerno de Porfirio Díaz, Ignacio de la Torre, quien quedó exento de detención, las 41 personas restantes fueron detenidas. Este incidente no se pasó por alto porque fue captado por el diario local y grabado por Guadalupe Posada, quien satirizó y se burló de los gays: “Aquí están los maricones, muy chulos y coquetones”, decía el titular. Este incidente entró en el imaginario colectivo, y desde entonces, el número 41 se ha relacionado con la homosexualidad en nuestro país.
Setenta años después del incidente, en 1971, en un contexto social que requería acción política, se estableció en México la primera asociación de defensa de los derechos de las personas LGBT+, denominada Frente Mexicano de Liberación Gay. La formación de este grupo se debió al comportamiento discriminatorio de despedir a un hombre que se creía homosexual en una tienda departamental de la Ciudad de México, y supuso un hito para otros grupos similares. El despido movilizó a estudiantes de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Sudán del Sur, que se reunieron para protestar, entre los participantes estaban el escritor Carlos Moncivais y la dramaturga Nancy Cárdenas.
La primera organización civil LGBT+ que surgió y brotó del movimiento de liberación gay en México fue SEXPOL, un grupo fundado por el activista Antonio Cué en 1975, dedicado a la investigación sobre sexo y política. Para 1978, surgió el Frente Gay de Acción Revolucionaria, cuyo trabajo se basó en la disidencia y el no partidismo político, e incluyó a activistas como Juan Jacobo Hernández. Algunos grupos de lesbianas son Ákratas (1975), Lesbos (1977) y Oikabeth (1978), que son consideradas las primeras organizaciones públicas lésbicas. Los dos últimos grupos estaban formados por la activista lesbiana Yan María Yaoyólotl Castro. Finalmente, en 1978 nació la feminista Lambda Gay Liberation Organisation y fue fundada por la escritora Claudia Hinojosa.
Cada uno de estos grupos discutió el trasfondo político del país y desarrolló una estrategia para su trabajo radical, con el objetivo de llamar la atención sobre los homosexuales y eliminar el estigma; de manera similar, además de estos objetivos, los grupos de lesbianas. La agenda también incluye emancipar a las mujeres y oponerse al patriarcado. La visibilidad de la población sexualmente diversa, más allá de las normas de la prensa sensacionalista que estigmatizan a los homosexuales y travestis, es impensable y la persecución policial, las redadas y la discriminación continua son lo que estos grupos ven a la luz. Y el trasfondo de la alianza con la izquierda y feminismo. Estas características hicieron que el primer antecesor de la marcha del orgullo LGBT+ de nuestro país se acercara al movimiento socialista y al movimiento estudiantil.
El 26 de julio de 1978, en el desfile por el 25º aniversario de la Revolución Cubana, participaron en el desfile alrededor de 30 homosexuales, alegando ser miembros de la FLHM. Posteriormente, el 2 de octubre del mismo año, el Frente de Acción de la Revolución Gay, la Organización Lambda para la Liberación Gay y la organización autónoma lesbiana Oikabeth participaron en un desfile conmemorativo del décimo aniversario de la represión del movimiento. Estas demostraciones se consideran un precursor de nuestro orgullo. Un año después de un grupo de solo unas pocas docenas de personas en 1978, se llevó a cabo el primer Desfile del Orgullo Gay en la Ciudad de México (1979).