En la Ciudad de México, la escena gastronómica no solo está viva y en expansión, sino que también se reinventa con tradiciones que perduran, experiencias exclusivas y un toque de sofisticación que transforma cada comida en un ritual.
No hay mejor prueba de ello que el Festival de la Langosta en la Hacienda de los Morales, un evento que se ha consolidado con fuerza desde hace más de seis años y que, lejos de ser simplemente una cita más en el calendario culinario, se ha convertido en un tributo a la calidad, la técnica y el deleite de saborear uno de los manjares más apreciados del mar.
Ubicada en un histórico edificio del siglo XVI, Hacienda de los Morales no es solo un restaurante; es una verdadera institución culinaria que desde 1967 ha logrado capturar la esencia de la gastronomía mexicana y la ha combinado con una atención al detalle que los distingue. En un ambiente que combina lo clásico con un toque contemporáneo, este festival se presenta no solo como una invitación a degustar un menú de lujo, sino como una oportunidad para redescubrir la elegancia y la maestría con la que sus chefs manejan el protagonista de la temporada: la langosta.
El Festival de la Langosta de Hacienda de los Morales no es una simple cena; es una cátedra sobre cómo disfrutar este crustáceo al máximo, con un enfoque que abarca desde la técnica hasta la creatividad en el plato. Preparado por el chef Benigno Fernández, este menú especial está diseñado para resaltar la versatilidad de la langosta en diversas presentaciones que van desde entradas frías hasta platos fuertes, pasando por delicadas preparaciones calientes y acompañadas por maridajes perfectamente seleccionados. La langosta proviene de los ricos mares de Baja California y Puerto Nuevo, asegurando una calidad impecable que se manifiesta en cada bocado.
La experiencia comienza, como debe ser, con el manejo de las herramientas adecuadas. Romper el caparazón, extraer la carne de las pinzas y la cola es un arte en sí mismo, y Hacienda de los Morales se asegura de que sus comensales tengan a su disposición utensilios especiales, como el cascanueces y el palillo de langosta, para que puedan saborear hasta el último recoveco de esta exquisita carne blanca y jugosa. Con estas herramientas, el comensal no solo disfruta del sabor, sino de todo el proceso, haciéndolo parte activa de esta experiencia gastronómica.
El menú se despliega en tres tiempos cuidadosamente diseñados: entradas frías, entradas calientes y platos fuertes, cada uno de ellos pensado para destacar diferentes texturas y matices de la langosta. El recorrido puede comenzar con un ceviche fresco y ligeramente ácido, que permite al paladar una entrada suave y refrescante al universo de la langosta. Después, entramos al terreno de las preparaciones calientes, donde la langosta se viste de sabores más intensos, con notas especiadas y un toque de mantequilla que realza su sabor natural.
Finalmente, los platos fuertes sorprenden con combinaciones innovadoras y una presentación cuidada al extremo. La carta de postres también merece una mención: dulces opciones que complementan la experiencia sin opacar la estrella del menú. Acompañando cada platillo, la Hacienda recomienda un maridaje de vino blanco o rosado, aunque no se olvidan de quienes prefieren algo más refrescante, como una cerveza artesanal o una bebida sin alcohol, resaltando así la adaptabilidad de la langosta con distintos acompañamientos.
Hacienda de los Morales ha logrado que el Festival de la Langosta sea más que una simple tradición; es una reinterpretación de lo que representa este lugar en la gastronomía mexicana. Con la historia que carga este recinto, cada evento parece tener el eco de un legado, y en este festival se siente una profunda conexión con el pasado y el presente de la cocina mexicana. Armando Palacios, Director General del restaurante, explica que la visión detrás del festival va más allá del plato: “Queremos que nuestros comensales vivan la experiencia completa, desde la textura de la langosta hasta el ambiente en que se encuentran, en una Hacienda que ha mantenido sus puertas abiertas al mundo durante más de medio siglo”.
Los organizadores aseguran que el objetivo del evento es brindar una experiencia de calidad que no solo impresione a los comensales, sino que también los eduque en la preparación y consumo de este codiciado manjar. La langosta es más que una delicia gastronómica; es el símbolo de una celebración, y Hacienda de los Morales sabe cómo darle el lugar que merece. Con el festival vigente hasta el 15 de noviembre, la invitación está hecha para quienes buscan una experiencia única, un momento donde historia, sabor y técnica se entrelazan para ofrecer un banquete inolvidable.
Regresar a Hacienda de los Morales durante el Festival de la Langosta es, sin duda, un privilegio que permite al comensal reconectarse con una de las joyas de la cocina del mar, presentada con elegancia y autenticidad. En un entorno donde cada detalle ha sido meticulosamente cuidado, la experiencia trasciende la simple degustación y se convierte en un homenaje a los sabores, a la tradición y al espíritu de un restaurante que, más que un sitio para comer es un referente del buen vivir.