La sastrería se encuentra con el soul: AMIRI PV/25

La creación. Ese espacio liminal donde la nada se convierte en algo, donde la chispa de una idea se transforma en una obra tangible.

Para el músico, este santuario es el estudio de grabación, un lugar donde las melodías nacen en la oscuridad y la pasión se vierte en cada nota. Es en este contexto, cargado de una energía creativa casi palpable, donde encontramos la inspiración para la campaña Primavera-Verano 2025, una oda a la masculinidad moderna vista a través del prisma del jazz. No se trata simplemente de ropa; es una inmersión en la esencia misma de la creación artística, un viaje al corazón del proceso donde la individualidad y el talento se funden en una sinfonía de estilo. Imaginen la atmósfera: el aire denso con el aroma a madera vieja y cables desgastados, la tenue luz que se filtra a través de las persianas, creando sombras alargadas que danzan en las paredes. Aquí, rodeados de instrumentos que parecen vibrar con una energía propia, se gesta una nueva definición de la elegancia masculina, una que trasciende las tendencias efímeras y se conecta con algo más profundo.

Esta campaña nos transporta a la época dorada del jazz, a la estética refinada pero rebelde de los grandes músicos. Nos invita a ser testigos de la alquimia creativa, a observar cómo la energía bruta se transforma en una obra maestra. La fotografía, obra de Drew Vickers, captura con maestría la dualidad inherente al artista: la introspección del proceso creativo y la exuberancia de la performance. Cada imagen es un estudio de contrastes: la luz y la sombra, el silencio y el sonido, la vulnerabilidad y la fuerza. Los modelos, más que simples maniquíes, encarnan el espíritu del músico moderno, una figura que se mueve con fluidez entre la sofisticación y la rebeldía. Visten prendas que evocan la elegancia atemporal del jazz: trajes sastre con un toque de desenfado, prendas deportivas elevadas a la categoría de alta costura, una fusión de lo clásico y lo contemporáneo que refleja la propia naturaleza del jazz. El brillo sutil de las telas y la precisión de los cortes hablan de una atención meticulosa al detalle, una dedicación a la artesanía que se traduce en piezas que trascienden el tiempo.

La paleta de colores, dominada por tonos pastel deslavados y el contraste atemporal del blanco y negro, evoca la nostalgia de las fotografías de estudio de antaño. Cada prenda se integra a la perfección en la escena, como una nota musical que encuentra su lugar en la melodía. No es casualidad que Mike Amiri, el alma detrás de la firma, haya comenzado su carrera diseñando para músicos de Hollywood. Esa conexión con el mundo de la música, con la energía vibrante de la creación artística, se percibe en cada detalle de la colección.

La propuesta de esta temporada reside en la yuxtaposición, en la tensión entre lo clásico y lo moderno, lo refinado y lo rebelde. No se trata de seguir las tendencias, sino de trascenderlas, de forjar un estilo propio que refleje la complejidad de la masculinidad contemporánea.

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