El invierno, para muchos hombres, no empieza cuando cae la primera nevada, sino cuando empiezan a planear dónde van a poner a prueba su resistencia, su estilo y su capacidad de desconectarse del ruido diario.
La montaña dejó de ser únicamente un escenario para deslizarse sobre la nieve; hoy es un ecosistema completo donde el diseño, la gastronomía, la tecnología y la cultura se entrelazan con la misma precisión con la que se ajustan unas fijaciones antes de la primera bajada. Viajar a la nieve ya no es solo una escapada: es una forma de decirte a ti mismo en qué nivel quieres jugar.
En la nieve, el verdadero lujo no siempre está en la habitación más cara, sino en algo mucho más simple: no perder tu día haciendo fila. Por primera vez en casi dos décadas, Snowmass estrena dos nuevas telesillas en una sola temporada, un movimiento que habla de una visión a largo plazo y de una lectura muy clara de lo que el viajero moderno necesita.
La primera es Elk Camp Six-Pack, una telesilla de alta velocidad para seis pasajeros que reemplaza al antiguo quad. El resultado es directo y contundente: menos espera, más capacidad y un flujo mucho más ágil en una de las zonas más populares de la montaña. Para el esquiador que quiere aprovechar cada minuto desde el primer giro en nieve fresca hasta la última bajada al atardecer, esta mejora es una declaración silenciosa de respeto por su tiempo y su inversión.

En las cotas más altas entra en escena Cirque T-Bar, un nuevo remonte que dobla la capacidad de la antigua instalación y mejora de forma significativa el acceso a algunas de las pistas más técnicas y emocionantes de Snowmass. Hablamos de terreno de alto nivel, de líneas que exigen técnica, condición física y una buena dosis de carácter. Tener un acceso más fluido a esa zona no solo reduce la frustración; también redefine el ritmo del día para quienes buscan llevar su nivel de esquí o snowboard un paso más allá.
Estas innovaciones forman parte de una inversión de 80 millones de dólares en infraestructura de montaña durante este año, una cifra que no se pone sobre la mesa solo para presumir presupuesto, sino para dejar claro que este destino no piensa ceder su lugar en la cima del esquí norteamericano. Detrás de las nuevas telesillas están también proyectos recientes como la modernización de la telesilla Coney Express, la expansión de la zona Hero’s en Aspen Mountain y la renovación de espacios clave en Snowmass, construyendo una especie de “nueva generación” de la montaña.
En la zona de Spider Sabich, la pista y el área de picnic reabren con The Hot Dogger, una propuesta que lleva el concepto del hot dog a otro nivel. El menú nace de una colaboración con Sumo Dog, firma originaria de Los Ángeles, y se centra en combinaciones creativas, sabores contundentes y una experiencia rápida, informal, pero con intención. Ideal para quienes quieren recargar energía sin perder demasiado tiempo lejos de la nieve.

En High Alpine & Alpin Room, ambos en Snowmass, la experiencia se refina. High Alpine apuesta por un concepto rotativo de cocina internacional, perfecto para quienes viajan con curiosidad gastronómica y están dispuestos a probar algo distinto cada visita. Al lado, Alpin Room se posiciona como un restaurante de alta cocina con inspiración francesa bajo la dirección de la chef galardonada Emily Oyer. Aquí el après-ski se convierte en un ritual: platillos detallados, técnica cuidada y una atmósfera que invita a bajar la velocidad después de un día intenso en la montaña.
El après-ski más desenfadado se vive en The Cabin, también en Snowmass. El menú se mueve entre tacos callejeros y champaña, una combinación que marca el tono de esta generación: sofisticación sin rigidez, disfrute sin protocolo infinito. Asientos calefactados, música en vivo y una programación de festividades constante convierten este espacio en punto obligado para cerrar el día con buena energía.
En Aspen Highlands, el icónico Merry-Go-Round estrena imagen y un menú con inspiración en el suroeste de Estados Unidos. Sabores más audaces, propuestas que se sienten contundentes y un ambiente renovado que responde tanto a las expectativas del viajero internacional como a las de los locales que han visto al lugar evolucionar a lo largo de los años.

Como complemento, los programas de vino en la montaña, distinguidos con los Premios a la Excelencia de Wine Spectator, elevan la experiencia en restaurantes como Sam’s, Alpin Room, The Cabin y Cloud Nine. No se trata solo de maridar un plato; es llevar la cultura del vino a la altura literalmente y ofrecer cartas pensadas para quienes disfrutan analizar lo que hay en la copa tanto como la calidad de la nieve bajo sus tablas.
Las cenas en snowcat continúan siendo una de las experiencias más potentes de la temporada. Este invierno, la propuesta seguirá activa en The Cabin y regresará a Cloud Nine Alpine Bistro en Aspen Highlands, tras una pausa de varios años. Llegar de noche sobre la nieve, bajo un cielo limpio, para cenar en medio de la montaña es el tipo de experiencia que define un viaje y se queda en la memoria mucho después de que la temporada termina.
