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Maison Margiela Artisanal Collection 2025: el eco de una era entre mármol y plástico

En una época donde la estética muchas veces se rinde ante lo efímero, surge una propuesta que exige detener el tiempo. No para regresar al pasado, sino para diseccionar sus símbolos, confrontar su peso y, con sutileza quirúrgica, reconstruirlo bajo nuevas lógicas. La moda contemporánea necesita más que espectáculo: necesita sustancia. Y hay colecciones que no solo se visten, se interpretan. Este es el caso de la Artisanal Collection 2025, firmada por Glenn Martens para Maison Margiela.

La esencia de esta colección está tallada literalmente en el legado medieval del norte de Europa. Desde las estructuras góticas de Flandes hasta las fachadas de iglesias con figuras santificadas, la propuesta de Martens reinterpreta la espiritualidad del espacio como una experiencia física. Las siluetas verticales y escultóricas evocan torres que se alzan no con piedra, sino con plástico, canvas, y encajes. El cuerpo se convierte en altar, en lienzo y en arquitectura.

A través de corsetería ajustada, drapeados húmedos y trompe l’oeil pictóricos, se acentúa una anatomía casi religiosa. Cada prenda parece susurrar una plegaria a la forma humana, esculpiéndola con la precisión de un maestro escultor del siglo XVI. Es una devoción al cuerpo masculino, pero también una crítica al artificio que lo rodea.

Uno de los hallazgos más conmovedores de esta colección es su uso del arte flamenco y holandés como segunda piel. Estampas de wallpapers de cuero florales del siglo XVI y naturalezas muertas del XVII no solo decoran: habitan la prenda. Se imprimen sobre papeles de fotocopiadora, se traducen en telas plásticas, o se deforman en relieves tridimensionales sobre chaquetas recicladas. La pintura cobra volumen, los lienzos se visten y el espectador se enfrenta a una belleza espectral que evoca tanto a Gustave Moreau como a los salones de Amberes. Es una arqueología visual hecha moda. Y no cualquier moda, sino una que subvierte el objeto artístico y lo lleva al terreno del desgaste, de lo efímero, del residuo noble. Cada pieza es un acto de reciclaje, de resignificación y, sobre todo, de resistencia estética.

Pocos objetos son tan emblemáticos como el calzado Tabi. En esta edición, se reimagina como una garra sobre plataformas de plexiglás, combinando brutalismo y fantasía en un solo paso. Acompañan cada look máscaras de metal comprimido, plástico drapeado o tul bordado, haciendo eco del anonimato que ha caracterizado desde siempre a la maison. Pero más allá de ocultar el rostro, estas máscaras enaltecen el oficio: desvían la atención de la identidad del portador hacia la obra misma. El recurso se siente especialmente vigente en un mundo dominado por la sobreexposición. Aquí, lo importante no es el quién, sino el cómo. Y ese cómo está cargado de referencias cultas, materiales reciclados y técnicas artesanales en estado puro.

Look tras look, la colección plantea una narrativa contundente: la masculinidad también puede ser barroca, espiritual y vulnerable. Desde bustiers de plástico transparente hasta chaquetas biker intervenidas con papeles florales del siglo XVI, cada conjunto es una escena de teatro congelada en tiempo real. El corset deja de ser un símbolo de opresión para volverse un instrumento de arquitectura emocional, marcando costillas, pelvis y vulnerabilidades con una sinceridad escultórica. Las prendas no se imponen, se insinúan. Requieren lectura lenta, mirada entrenada y sensibilidad histórica. No buscan complacer; buscan desafiar. Y ahí radica su poder.

En un mundo que pide simplicidad y algoritmos, Maison Margiela responde con barroquismo, técnica y una sensibilidad cultivada que resulta incómoda para los que no están dispuestos a sentir. La Artisanal Collection 2025 no está hecha para todos. Está hecha para aquellos que entienden que la moda también puede ser una forma de crítica, de archivo y de performance.

La propuesta de Glenn Martens exige pensar, observar y reinterpretar. Y en una industria obsesionada con el presente inmediato, eso ya de por sí es una victoria.

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