La travesía del crop-top
Miércoles 14 de abril del 2021. Playa del Carmen, Quintana Roo.
Observo mi cuerpo siendo iluminado bajo la luz amarilla del baño de la habitación del hotel, solamente tenía dos días en la Riviera Maya, pero ya tenía figuras rojas dibujadas entre mis hombros y espalda, ahora tenía la misión de elegir otro outfit para continuar mi aventura por el caribe mexicano.
Veía a mi crop-top yaciendo inánime en mi cama, un negro intenso con unas flamantes letras rojas que decían “Monster”, lo amaba desde que lo vi en la tienda en línea donde lo ordené. Pero seguía teniendo miedo, solo lo había usado para ir al gimnasio y para una tarea escolar, anhelaba portarlo con orgullo.
Y ahora ahí estaba, caminando con la frente en alto por toda la quinta avenida del paraíso. Familias con padres de la generación X disimulaban su cara de sorpresa, las madres millenials me esbozaban una genuina sonrisa, no necesitaban decir nada para entender lo que su lenguaje no-verbal quería comunicar.
Los niños en cambio parecían no prestar atención, ellos no entienden ni les importa si lo que estas portando es una prenda de “hombre” o “mujer” ya que los juicios sociales los van adquiriendo mediante su propio crecimiento dentro de su entorno, a veces más abierto o más cerrado, pero siempre impactando y traspasando las ideas que se creen correctas por su núcleo familiar.
Sí, tal vez la playa y su posibilidad de destaparte a tu gusto me daba el beneficio de sentir esa “libertad imaginaria”, pero era más allá del hecho de que todos nos podíamos sexualizar sin miedo, era el hecho de retar a un entorno que paulatinamente se sigue deconstruyendo. Algunos hombres me barrían con la mirada, me hubiera gustado poder ser más telepático y entrar a su mente, pero podía sentir que habría un choque de pensamientos: los que se impresionaban y deseaban portar algo similar y quizás disfrutaban lo que miraban, y por otro lado los que sentían atentada u ofendida a su virilidad y masculinidad.
Para muchos yo soy un niño con más privilegios para explorar abiertamente mi expresión de género, I mean: tono de piel claro, homosexual, figura esbelta y actitud empoderante pero no se trata de crear una guerra entre para cuáles tipos de “hombres” es más fácil ejercer su propia libertad al vestir, se trata de generar un ambiente en el que todos tengan la comodidad de hacerlo.
Las reglas sociales que se crean con el tiempo se pueden romper si ya no definen lo que somos. Era irónico, los crop-tops habían sido utilizados por hombres en generaciones anteriores desde hace muchas décadas, ¿pero entonces que ocurrió? Su principal propósito era enfrascar al típico hombre “Jock Type”, aquel jugador de futbol americano que buscaba reafianzar su actitud de macho a través de mostrar libremente su abdomen, exteriorizarse y hacer que las mujeres desearan su cuerpo.
Luego aterrizaron personajes masculinos que poseían un estilo más adelantado a su tiempo y que utilizaban este tipo de prendas no para re-afianzar la idea de lo que era el hombre, sino, reestructurarla a una intención más atrevida y femenina (we love you Prince), claramente esto provocó que los hombres heterosexuales los sacaran de sus armarios porque no querían entrar en el mismo canal de la homosexualidad y lo flamboyant.
El calor, la brisa del mar y el atardecer era una joya que realzaba el poder de mi decisión. Veía a mi madre y quería comprender porque para ella era normal verme así, no creo que hace algunos años hubiera pensado lo mismo, pero entonces comprendí que no todos podemos ser las mismas personas de hace tiempo atrás yo ya no lo soy, ella reestructuró sus pensamientos y deconstruyó ideas que atentaban contra la libertad de expresión de su hijo. El entorno en el que crecí no fue fácil, pero me siento muy agradecido de estar en contacto con una madre que me da la libertad de ser quién soy en mi figura más honesta, y todas las noches deseo lo mismo para todos los hombres y mujeres que no pueden hacerlo por la toxicidad en su ambiente, everyone deserves to be free.
Por ahí algunas personas nos llaman la generación de cristal, pero se necesita de mucha gallardía y temple para retar las ideas equivocadas que se han normalizado con el paso de los años. Es curioso, a las mujeres les chiflan y las erotizan, y a mí me gritan “joto” o “maricón” por la calle, pero me parece un fenómeno de estudio muy interesante saber que existan personas que se sientan ofendidas por ver a un hombre con una playera rota a la mitad pero que piensen que es correcto sexualizar a chicas de todas las edades mientras caminan pacíficamente por la ciudad.
A veces me gusta pensar que desde ese viaje se originó un antes y un después en mi vida, veo el tiempo atrás y hay muchos aspectos que desconozco sobre mí, pero bien dicen que en el transcurso de tu vida vas aprendiendo y desaprendiendo cosas, y aunque ahora para muchos sea un brutal egoísta por no cumplir con las expectativas de vestir que esperan de mí, solo yo sé cuánto he defendido y luchado por mi individualismo y por la futura libertad de expresión de género de las próximas generaciones.